
La nueva normalidad por el covid 19
Por: Elmer Dario Orbes Velasquez
Esta pandemia sin duda alguna nos ha dado un golpe fuerte a nuestras emociones, nuestra economía, nuestras familias y en todo el mundo vemos los desastres causados por este virus. Es triste y lamentable observar videos a través de redes sociales donde se muestra el lado mas cruel de este virus: niños llorando a sus padres, adultos mayores víctimas de las secuelas de un virus que casi arrebata su vida, vemos como en muchos países el sistema de salud colapsó, los hospitales no dan a vasto y miles de muertos son llevados a los cementerios múltiples donde sin un adiós de sus familias ni una oración de despedida son sepultados para siempre, y pasan a la historia como una victima mas de este cruel y mortal virus.
La cruel realidad en la que nos tiene el covid -19 la veo reflejada a diario en mi vida, mi familia y el municipio de Mallama que es donde resido y he decido emprender esta labor de investigación y a la ves de desarrollando esta actividad
El municipio de Mallama queda ubicado al sur del departamento de Nariño, con una población aproximada de nueve mil personas, cuenta con un clima medio muy agradable y se caracteriza por ser la puerta de oro del pacifico nariñense
Título del proyecto: La nueva normalidad por el covid 19
Autor: Elmer Dario Orbes Velasquez
Lugar: Mallama Nariño
Duración: 14:58 min
Fecha de realización: Mayo de 2021
Crónica fotográfica
Ya hace más de un año que la situación de la humanidad cambió para siempre, algo que nunca imaginamos que sucedería, algo que nos costó asimilar y para lo que nunca se está preparado: una pandemia. La aparición de un virus mortal en una ciudad lejana y desconocida que muchos ni siquiera habíamos escuchado mencionar empieza a tomar posesión en el planeta, lo que en diciembre de 2019 fue un pequeño brote de un virus, hoy es una pandemia que amenaza al mundo entero. Empieza el caos total, se encienden las alarmas pero ni la más alta tecnología desarrollada en pleno siglo XXI puede detener la ola de contagios que se hace más grande cada día, tenemos afectaciones en todos los países del mundo desde las grandes potencias hasta los países pobres y necesitados que han afrontado el hambre y la escases por la irresponsabilidad de gobiernos corruptos, hoy en medio de la pobreza y desolación se presenta un reto más grande, un peligro inminente y hay que enfrentarse a lo desconocido, países donde no tienen agua potable para consumir hoy deben buscar lavarse las manos, donde no han tenido un vestido para cubrir su cuerpo dignamente, hoy deben cubrir también sus rostros para tratar de evadir al cruel virus, al menos por un tiempo esperando una vacuna que tarda en llegar. En mi país Colombia y mas exactamente en mi municipio de Mallama Nariño también observo a diario los rostros pálidos de personas sin empleo, ancianos sentados en sus casas sin quien les brinde algún alimento, ya que ellos no pueden trabajar y hoy se enfrentar al dilema de miles de familias en el mundo: salir de casa a conseguir alimentos y arriesgar su vida ante un virus que asecha, o quedarse en casa pero soportando el hambre y la difícil situación de un encierro. Esta difícil situación llena nuestros rostros de tristeza, somos protagonistas de una tragedia que aun no termina y que no sabemos como vaya a terminar, esta crónica nos estremece el corazón y llena nuestros ojos de lágrimas, la pandemia ha sido cruel, he escuchado de vecinos muy cercanos como han sido llevados a sepultar a altas horas de la noche solo acompañados de dos o tres familiares, ya que la compañía de un amigo hasta en los momentos más difíciles el virus se la ha negado.
Las personas que participan de esta entrevista mencionaron de una manera muy triste lo que la pandemia les ha quitado y les sigue arrebatando cada día, claro, desde luego ellos intentan colocar como todos nosotros una mentalidad positiva y una sonrisa en el rostro, pero sabemos que en el fondo de nuestro ser a todos nos duele esta situación y que deseamos cada mañana que esta cruel pesadilla termine, que todo haya sido solo eso, un sueño o una terrible noche que finalizó, y que todo vuelva a ser como antes o mejor, y que después de aprender la lección que la vida nos puso en el camino salgamos a vivir de verdad cada minuto de ella, valorando cada sonrisa que podemos ver, cada abrazo sincero de un amigo, el poder disfrutar del aire puro sin un cubrebocas en nuestro rostro y que cada momento en familia lo podamos disfrutar al máximo, sabiendo que la vida puede irse en un suspiro sin dar tiempo a un adiós o una despedida.
Hoy estas personas entrevistadas coinciden en algo y es que la afectación psicológica ha marcado sus vidas para siempre, talvez lo material con el tiempo se recupere, talvez los viajes que no podemos hacer hoy, algún día los hagamos, talvez esa carrera universitaria que ha quedado en el camino, un día la terminemos; pero vayamos donde vayamos o hagamos todas las cosas que hoy están cohibidas nunca se va a borrar de nuestra mente y de nuestro corazón aquellos momentos de dolor que vivimos o de los cuales fuimos testigos al verlos reflejados en el rostro de nuestros vecinos o amigos, esas lagrimas que vemos correr por el rostro de aquellos que pierden un ser querido, es un triste recuerdo que nos ha marcado la vida y nos ha hecho entender lo vulnerables que podemos llegar a ser los seres humanos incluso ante algo tan diminuto como lo es un virus, que aunque no se percibe a simple vista, sabemos que ahí está en cualquier lugar, que asecha día y noche, que es posible que esté en nuestras manos y no lo sabemos, es por tal razón que se hace menester que todos nos esforcemos y que afrontemos todos juntos esta situación, las normas de bioseguridad no nos garantizan inmunidad la cien por ciento, pero es la batalla de la vida debemos tomar todas las armas que tengamos a nuestra disposición para ganar esta guerra, luchemos con paciencia y con responsabilidad, tenemos una responsabilidad muy grande de cuidar de nosotros y de nuestros seres queridos, y jamás olvidemos confiar en Dios, pedirle a El por nuestras comunidades y por el mundo entero, quizá el día de mañana junto con nuestra familia veamos un nuevo amanecer lleno de esperanza para nuestras vidas.