2. Crónica Fotográfica “Transmutaciones: Cambio cultural en tiempos de Covid19”

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Mi abuelo Héctor Martinez es un señor de 81 años que antes de que el coronavirus llegara a Colombia vivía en El Triunfo en La Mesa, Cundinamarca. Aproximadamente una semana antes de que el confinamiento obligatorio iniciara, por diligencias personales viajó a Bogotá en donde junto con su esposa, tienen una casa de 4 pisos; casual y afortunadamente al momento en que las autoridades dieron la instrucción del confinamiento obligatorio, Héctor y Aminta se encontraban en Bogotá, por lo que desde entonces, aunque aislados, también han podido estar acompañados de su familia, ya que si al momento en que se inició el aislamiento ellos hubieran estado en El Triunfo, habrían pasado solos la mayor parte de todos estos aproximadamente 7 meses. Héctor, quien estando en Bogotá solía recurrir el billar de su barrio El Socorro, en donde pasaba varias tardes a la semana con sus amigos de hace muchos años, charlando y jugando billar, y luego de eso se iban a la panadería más recurrida del sector y se paraban en la esquina a tomar tinto; para Héctor todo esto cambió radicalmente desde Marzo, el billar cerró, sus amigos también se encuentran aislados en sus casas, la esquina de la panadería ya no es el punto de encuentro sino que pasa los días sin visitas. Debido a que mis abuelos no se encontraban viviendo en Bogotá sólo contaban con una habitación en su casa, lista para sus visitas esporádicas, pero al verse obligados a reestablecerse acá, tuvieron que preparar el cuarto piso de su casa, el cual era el único disponible para que ellos adecuaran un apartamento para poder volver a vivir cómodamente acá en Bogotá; ahora, Héctor, de 81 años de edad pasa los días en ese cuarto piso de su casa, sin poder salir mucho dado al aislamiento y porque debe bajar y subir demasiadas escaleras, día a día se sienta junto a la ventana que tiene vista a un parque frene a la casa, y ahí sentado llena múltiples sopas de letras, acabando libros completos en cuestión de días. Junto con su esposa desayunan, almuerzan y cenan allí mismo, ve televisión cuando se aburre de las sopas

de letras y como esposo, ayuda con labores de la casa, sólo sale cuando necesita ir a hacer mercado con su esposa, y cuando, como a todos, le hace falta algo de aire libre y caminar un poco, sin embargo, no lo hace muy seguido.

Teniendo en cuenta que, al principio de la cuarentena en marzo, había una mayor restricción para las personas mayores de 60 años y que, la casa de Héctor se encuentra a tan sólo una cuadra del Cai de la policía del barrio, este primer periodo del aislamiento fue bastante duro de experimentar para Héctor, ya que no podía salir absolutamente a nada, se encontró totalmente encerrado después de pasar sus días en un cálido pueblo o charlando con sus viejos amigos en Bogotá.

Todos los cambios de rutina experimentados durante tiempos del covid-19 sin duda han significado un antes y un después en la vida de Héctor, quien ha experimentado diferentes emociones durante éste tiempo. Ha podido estar cerca de su familia lo cual ha ayudado a disminuir el impacto de cambios tan radicales, sin embargo, no todo es color de rosa y como él lo dice, lo que menos le ha gustado de toda la situación actual es no poder viajar como lo hacía regularmente.

Sin embargo, el hecho de la vivencia que todo esto es para él, es algo que vale la pena resaltar, tiene 81 años en los cuales ha podido experimentar y pasar por incontables situaciones, momentos históricos y experiencias, el hecho de también haber vivido durante una pandemia global es algo que no todos los hombres de 81 años podrán contar, ha sido precavido y su familia también se ha encargado de cuidarle, y no se ha visto afectado por éste indeseable virus ni tampoco su esposa, sin duda estará con la cabeza en alto cuando todo esto termine.

El cambio que todo esto ha significado para él, lo ha tomado de una buena manera, es un hombre flexible al cambio, tranquilo y muy paciente con todo lo que se pueda presentar, y aunque la pandemia del coronavirus cambió su rutina, no se le ha oído quejarse, analiza todo y se acomoda a la situación junto con su esposa, sin duda ver las noticias a diario con las cifras de contagios y muertes lo inquieta, pero no demasiado, mantiene la calma y podría decir que es una de las personas más pacientes con cualquier situación. Héctor continúa esperando pacientemente al igual que todos nosotros, el momento en que la vida vuelva a la normalidad, y él pueda volver a salir sin miedos y pueda volver a viajar y disfrutar de largas caminatas.