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La Bonanza, de la ciudad al campo.

Por: Judy Pulido Castro

La pandemia llevó a una familia de ciudad a cambiar su vida por completo, planteando un tema socio – económico a través de un nuevo estilo de vida. Mabel es la protagonista de esta historia, nos cuenta cómo fue adaptarse a esta nueva vida en el campo, entre cultivos y animales.

 

¿Cómo emprender en medio de una pandemia? Enfrentar diferentes situaciones, trasladarse de vivienda, dejar muchas cosas atrás.

La Bonanza, de la ciudad al campo

Autor: Judy Pulido Castro

Lugar: Oicatá, Boyacá

Duración: 18 minutos

Abril 2021

En tan solo unos meses el coronavirus colocó al mundo en una encrucijada. Sin restarle importancia a las víctimas fatales y el problema sanitario, este virus provocó la mayor crisis económica de los últimos años. Cambiamos nuestras relaciones humanas, implantando nuevas formas de trabajo y sociabilización.  Este profundo impacto lleno de transformaciones es el caso de Mabel, Jorge y Francisco.

 

  

Mabel tiene 36 años, oriunda de la ciudad de Bogotá, donde ha pasado el 90 % de su vida, nació en el 6 de abril del año 1983, asistió a diferentes colegios ubicados en la ciudad de Bogotá, al igual que su educación profesional. Mabel es trabajadora social egresada de la Universidad de la Salle. Después de muchos altibajos desempeñando su profesión decidió emprender un negocio. A finales del 2019 un familiar le propuso montar una sociedad de cultivos hidropónicos, llena de inquietudes tomó la iniciativa de emprender.

 

Jorge cuenta con 37 años, al igual que Mabel nació en Bogotá y la mayor parte de su vida residido en esta ciudad. Cuando tenía 17 años conoció a Mabel por esas coincidencias de la vida, conformaron una pareja y hoy después de 20 años siguen juntos y tienen una hija de 18 años.  Jorge siempre ha trabajado en el sector de la informalidad, ese sector abandonado por el estado, desde vender ropa en San Andresito, hasta siendo eléctrico y conductor de las plataformas de transporte. Tras la iniciativa de Mabel decidió apoyarla e involucrarse en el negocio.

Francisco es un campesino de esos trabajadores incansables que se les ve el amor por el campo, los animales y Boyacá. Antes de la pandemia Don Pachito, como lo conocen sus allegados, conducía una colectiva de transporte intermunicipal de su vereda, también se dedica a cultivar, atender la tienda que tiene junto a su esposa y sobre todo Don Pachito es músico de una banda de Carranga, de la mejor banda de Carranga que he escuchado.

 

 Con la crisis, la falta de un empleo formal y la inestabilidad económica Mabel puso en marcha su emprendimiento, que implicó la consecución de recursos, acumular deudas y tomar decisiones en corto tiempo. La primera medida fue construir un invernadero para la cosecha de tomates cherry y lechugas orgánicas, esto ubicado en vereda llamada Forantiva del municipio de Oicata, Boyacá, localizada a 20 minutos en carro de Tunja y a dos horas de Bogotá. Sus padres y abuelos tenían este predio, gracias a esto se facilitó la construcción de la infraestructura de la nave. Jorge abandono su última función como conductor y su lugar de residencia cambió a unos 150 km.  El desconocimiento sobre agricultura les trajo muchos problemas, unos meses después la sociedad que tenía que con el familiar finalizó, y de nuevo comenzaron con lo que quedó. Jorge tomó cursos y diplomados de cultivos, es este momento que Francisco llegó como empleado y amigo al cultivo, todo empezó a encaminar.

Hace un par de semanas Mabel se mudó a Boyacá, arrendo el apartamento donde residía, esto para solventar la deuda de este. Maily, hija, ahora reside en el apartamento de sus abuelos maternos, mientras Mabel y Jorge viven en Boyacá.   Ahora ellos tienen un cultivo de tomates y lechugas, cuentan con 20 gallinas ponedoras y comercializan diferentes hortalizas, la mayoría de estas las distribuyen en Bogotá.  Francisco trabaja con ellos, este empleo le ayuda a mejorar su calidad de vida, ya que no tiene que usar un medio de transporte, el invernadero está aproximadamente a un kilómetro de su casa, también cuenta con una estabilidad económica y no se expone a contraer el virus.

 

Se levantan a las 5 am, 40 minutos después están poniendo comida a las gallinas, con la salida del sol se les organiza los nidos. Sobre las 7 am llega Francisco a trabajar al invernadero, abrir los grifos del agua es su primera tarea, Don Pachito recorre el invernadero, limpia las plantas y de vez en cuando también les habla. Al finalizar el día Mabel recoge los huevos de las gallinas y las acomoda para que pasen la noche.  Con la ayuda de Francisco, Jorge alista los pedidos de sus clientes, estos se distribuyen el fin de semana en Bogotá. Jorge y Mabel se turnan la distribución, ellos personalmente entregan los productos que cultivan y comercializan. Siendo las 5 pm Francisco va de vuelta a su casa, donde lo espera su esposa y sus dos hijos. Los nuevos agricultores terminan su jornal y regresan a la casa donde resuelven los asuntos de contabilidad y hacen preparativos para el siguiente día

 

A estos personajes la vida les dio un cambio radical, dos cambiaron su vida urbana dejaron atrás costumbres, amistades, familia y comportamientos para tomar y adaptarse a unos nuevos, actualmente la vida rural hace parte de ellos, ahora trabajan con la tierra y el agua. Ya no tienen una tienda cercana donde comprar alimentos, ahora cultivas sus alimentos. Personas nuevas han llegado a sus vidas y cuentan con ayuda, siguen luchando día tras día para salir de la crisis y siguen luchando para alcanzar sueños y metas o tal vez solo parta conseguir esa tranquilidad que perdieron en la vida urbana.

© 2021 Curso Antropología Visual - Docente Uliana Molano - Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

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