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Salud Mental en Medio de la Pandemia

Por: Vhendi Hariakni Peña Castellanos

Pasado ya casi un año desde el inicio de la crisis sanitaria, del encierro masivo y de la pandemia, es casi innegable que este acontecimiento, único en la historia reciente, y que continúa incluso ahora mismo mientras escribo estas palabras, ha cambiado completamente nuestras vidas

Salud Mental en Medio de la Pandemia

Autor: Vhendi Hariakni Peña Castellanos

Lugar: Bogotá, Colombia

Duración: 12:39

Fecha de realización: Mayo de 2021

Ya sea por la pérdida de un trabajo, las dificultades a la hora de encontrarnos con nuestros seres queridos, la pérdida de algo más que la vida, de la sensación de cercanía y de calor que el contacto humano, así fuera solo de lejos, brinda a nuestras vidas.

Pero quizás una de las consecuencias de la pandemia que es al mismo tiempo supremamente crucial abordar y al cual no se le da suficiente importancia es el impacto que todas estas situaciones tienen sobre la salud mental de las personas. Ya sea debido a la pérdida de un ser amado, la falta de oportunidades, la sensación de ansiedad y ahogo al estar constantemente encerrados, todas estas son situaciones que, debido a la pandemia, se han vuelto la experiencia cotidiana de miles de personas en nuestros contextos. 

Quizás sea por lo cercana que ha resultado, no solo para mí sino para muchas personas, el encontrar las consecuencias de esta clase de situaciones en los hogares de cada uno que se vuelve crucial el intervenir y explorar este espacio. La familia y el hogar son, en la mayoría de los casos, dados por sentados. Se evidenciaron otras problemáticas, el cuidado personal y el contacto escaso entre individuos fueron unos de los primordiales para prevenir contagios. Sin embargo, la afectación del núcleo familiar, las sensaciones entre miles de obligaciones, el estudio virtual de los más pequeños, la comida, la convivencia, el espacio individual antes del encierro, los problemas económicos, la falta de oportunidades laborales, la muerte, la soledad, el pago de recibos públicos y sobre todo las emociones agobiantes y preocupantes que muchas veces los pequeños no logran entender o asimilar, porque inclusive ellos las sienten y evidencian sin saber que son o cómo manejar algo fuerte y extraño que no se evidenciaba antes de la pandemia, no se trata de “enterrar” la tristeza, la frustración, el estrés o el miedo que tanto los niños como los seres humanos vivimos y procesamos en la propia cotidianidad, pues inclusive esas emociones son completamente normales y a veces necesarias, con lo dicho anteriormente hago referencia al aumento de las enfermedades mentales, las cuales muchas veces están ocultas o normalizadas a gran escala, contribuyendo a ciertas acciones preocupantes e incluso mortales entre diferentes individuos, incluyendo menores de edad. 

El presente trabajo etnográfico consiste en una exploración de esta realidad y sus consecuencias, las cuales se han visto agravadas durante el desarrollo de la pandemia y que poseen repercusiones que van más allá que incluso hoy en día. Para lograr esto el trabajo consta de cinco personajes diferentes, cuya experiencia individual será narrada a manera de crónica periodística. La elección de estos personajes fue fundamental para entender un poco más a fondo las emociones y el porqué de ciertos comportamientos, debemos tener en cuenta que la cercanía directa hacia mi familia convierte la temática a tratar en algo necesario, primordial e inclusive doloroso de manejar, pues me lleva a enfrentar la realidad de personas ajenas a mi mundo interior, esas mismas personas son parte elemental de la realidad, tanto social como familiar.

Entendiendo esto, afrontar una emoción constante como lo es la incertidumbre del futuro, la economía, las relaciones interpersonales y la cura del COVID-19, contribuye a aumentar otras sensaciones frustrantes y complicadas como lo son la ansiedad, la depresión, él estrés, la paranoia y unas cuantas más que caben en la lista; al igual que la importancia de visualizar y sensibilizar las posibles estrategias que debemos aplicar para contribuir al mejoramiento de los problemas de salud mental en los núcleos familiares causados por la pandemia y el encierro.  

Mi familia se vio directamente afectada pues mi madre es la principal responsable de la manutención de todos nosotros, ella sufre de estrés y trastorno de ansiedad, las cuales son generadas a partir de experiencias difíciles en pareja, educación, economía, crianza de hijos y duelos. Cabe aclarar que somos siete hijos; también se hace cargo de mi abuela y hace poco de una prima. Entre todos mis familiares encontramos tres mujeres con niños pequeños y una de ellas en estado de embarazo lo cual dificulta a la madre olvidar la emoción de incertidumbre y pánico sobre el futuro; sin excluir a las demás mamás, pues ellas también sienten la necesidad de mantener la fortaleza por sus hijos y ellas mismas.  

Por otro lado, varias personas del hogar perdieron el trabajo lo cual contribuyó a sobrecargar el estrés por la comida y los servicios públicos, los pequeños empezaron a sufrir problemas de atención y manejo de las emociones lo que aumentó el poco ánimo para elaborar las tareas del hogar, como cocinar, organizar, lavar e inclusive jugar y compartir en familia. Sumado a esto, tuvimos que mudarnos a la casa de mi abuelo pues vivíamos en alquiler y la señora nos corrió porque eran muchos niños y su excusa fue el ruido, ella no tuvo consideración a pesar de encontrarnos en medio de la pandemia y sin una vivienda para partir, a pesar de esto, logramos encontrar un hogar hermoso, donde mi madre nació y se crió.  Sin embargo, esta casa la cual habitamos actualmente tiene recuerdos dolorosos para mi madre lo que ocasionó muchas veces emociones chocantes y dolorosas por parte de mi madre, la cual brinda la estabilidad muchas veces en el núcleo, el manejo de las emociones se volvía más complicado a causa de las memorias día y noche entre todos nosotros.

Entre tantos días esperando una nueva noticia sobre la pandemia, o inclusive no sabía con precisión qué era lo que quería esperar, solo sabía que cargaba con la sensación de ansiedad constante. Esta tarde me encuentro en la sala de mi casa, contemplando el atardecer, realmente mi pensamiento va más allá de la ventana, una de tantas que permanece inmóvil a causa del encierro, entre los barrotes distingo una tela delgada absorbida por el borde superior del marco, al final de la misma una pequeña araña que me devuelve a los primeros pensamientos, a esas incesantes emociones y a la manía de la confusión mental y luego me pregunto, ¿Qué siente mi familia a causa de este vórtice social?, ¿sus emociones están desbordadas?, ¿necesitan un abrazo?, ¿se sienten en paz? Y una duda más me invade el alma y al verlos caminar por el pasillo mi pensamiento se centra en sus historias, su cotidianidad, su cercanía, sus duelos, sus miedos y sus ideas frente a lo que estamos viviendo, quise conocerlos más allá de una figura familiar, así que me adentré casi por completo a su interior.

El pasar de los días le suma a la ansiedad de la incertidumbre y entre tantas noches sin dormir me levanté a tomar un vaso de agua muy temprano y observo a mi madre Daley despierta a eso de las 5:30 a.m. lista para encender su portátil en medio de la sala y prender su cámara para dar clases a sus pequeños 30 estudiantes, los cuales viven en una zona rural. El sentimiento más fuerte para ella es sentirse agobiada al tener que asumir el rol de maestra inclusive con sus hijos, pues el acompañamiento constante para evitar la pérdida de aprendizaje y concentración aumentaron su estrés, ciertas veces evidenció el colapso de mi madre en la disminución de la paciencia para impartir enseñanzas a mis hermanos.  No en todos los casos evidenciamos problemas a gran escala relacionados con la pérdida de paciencia y/o calma, esto también me lleva a establecer el “modelo fantasma” como quise nombrar estas acciones, en donde se esconden las emociones agobiantes y se “demuestra” que todo está bien, esto hace parte de mi madre y su esencia, donde quiere demostrar que está bien, para no aumentar los trastornos mentales en todos nosotros. Ella acompaña tareas de sus estudiantes, conoce nuevas plataformas, interactúa y trata de entender el manejo de las mismas aun sin entender como es la nueva educación.

Daley como mujer al tener que responder ante muchas actividades y situaciones como compartir las 24 horas al día con su pareja fue un tanto abrumador porque no estaban acostumbrados a la situación y al comienzo tuvieron que concertar y dialogar muchas situaciones. Se generaron peleas que contribuyeron a que el ambiente en todo el hogar se torna tenso y poco saludable. Se convirtió en una oportunidad de aprendizaje el manejar diferentes herramientas tecnológicas y de convivencia en familia.

En ese momento, ella considera que no quiere ser candidata a vacunas, porque no ha pasado el tiempo suficiente para que científicamente sea un medio seguro y sobre todo para tener una buena salud o restablecer un orden frente a la sociedad.

 

Luego de visualizar a mi madre subo las escaleras y me encuentro a Hiris, mi hermana, la cual está despierta junto a la cocina, despidiendo a su compañero de vida y dejando el desayuno listo para Elioth su pequeño hijo, el cual sigue durmiendo plácidamente. Entre tanta emocionalidad noto que mi hermana se siente extraña y llena de incertidumbre porque no sabe con exactitud que pasa completamente, para ella es una enfermedad desconocida que siembra miedo, pues acaba con la vida de miles de personas, esto la pone nerviosa y muy ansiosa pues piensa en su hijo y le asusta la idea de vivir con tantas personas en el mismo hogar, se siente temerosa por los cuidados que ahora deben tener. Para ella los primeros meses fueron los más difíciles, pues controlar el aseo del piso y zonas comunes se convertía en una tarea llena de discusiones y estrés porque no vivían pocos en la casa y el desorden se acumulaba bastante, más que todo en el piso. Su hijo empezaba a gatear y pensar en que él podría comer cualquier cosa del piso o lastimarse era difícil y muy agotador. Ella no contaba con un espacio de silencio, donde podría lograr concentrarse pues había iniciado semestre en la universidad y debía leer, responder cuestionarios, exponer, cosa que su hacía difícil con un bebé demandante de atención así que opto por dejar todos los pendientes de la universidad para la noche cuando todos dormían, incluyendo a su hijo, mantenerse despierta era difícil, pues ella sentía que no podía mantenerse despierta.  A los pocos meses de la pandemia Hiris reservó cita con un psicólogo, pues sentía que no valía y que no era una buena madre a pesar de hacer su mayor esfuerzo como madre soltera, finalmente decidió quedarse completamente en casa con su pequeño para mejorar y cuidarse tanto ella como a su hijo. 

Camino por el pasillo y logro escuchar sonidos y una puerta entreabierta, la abro y veo a mi prima Havidth y a su hijo Gabriel sentados viendo muñecos en el celular, uno que está roto pero que de todas formas sirve para entretener al niño. Ella tuvo que irse de su casa, su padre siempre fue un hombre violento y machista que le hizo sentir miedo, poco amor propio, soledad paterna y costumbre de vivir en un ambiente así, el valor y la fuerza que siempre quiso sentir fue necesaria para irse de su casa; en su anterior hogar no tenía alguien con quien hablar directamente para lograr desahogarse y esto la hacía sentirse sola y alejada de todos, ahora vive con nosotros e intentamos apoyarla lo mejor que se pueda.

Su incertidumbre durante toda la pandemia sumado al hecho de ser una madre soltera la hizo sentir ansiosa y asustada por lo que sucederá. Ahora tiene una bebé en espera, y eso aumenta las emociones de estrés por no encontrar un nuevo trabajo para sustentarse en un futuro junto a sus dos hijos. En medio de la pandemia le pasaron su carta de renuncia, a pesar de que al comienzo de la pandemia le dieron la responsabilidad de cuidar a todos los trabajadores frente a los protocolos de seguridad por el COVID-19, no les importo y le despidieron sin una causa justa. El golpe de quedarse sin trabajo, la responsabilidad del cuidado, los problemas acarreados a causa de vivir con nuevas personas y la ansiedad del futuro que no la dejan dormir en las noches aumentaron su insomnio, su ansiedad y una constante depresión. La responsabilidad directa de criar sola a sus hijos y asumir el no regresar a la casa donde creció le genera estrés al cuestionarse si podrá lograr ser una muy buena madre soltera. 

Salgo de la habitación de Havidth y entre a mi habitación contemplando lo difícil que es ser mamá soltera en medio del encierro y las emociones abrumantes de responder no solo por uno mismo sino también por un hijo. Enciendo mi laptop y veo los mensajes de Andrés, normalmente mantenemos un contacto virtual cotidianamente. Andrés cuida constantemente de su hermano Samuel y convive con su abuelo y su media hermana. Desde que empezó la pandemia tuvo que estudiar y remitirse a comenzar su tesis universitaria de manera virtual, él siempre me dice que esto le causo un choque de ansiedad y estrés pues tuvo que cambiar su rutina y el poco espacio libre para salir con sus amigos y lo que más le afecta es el no poder ver a sus padres los cuales viven en otra ciudad. La sensación de responsabilidad y cumplimiento tanto en el estudio, el hogar, las compras y la calma mental lo hacen sentirse frustrado, con pánico y triste; todo esto acarrea un estado mental inestable en varias ocasiones y le hace surgir comportamientos inapropiados e hirientes consigo mismo. Los problemas de salud mental son hereditarios en su casa y el poco acceso que tiene para tratarlos no contribuye a su mejora, a pesar de tener 21 años sigue sintiéndose muchas veces colapsado y encerrado en su propia mente, él me dice que debe seguir siendo fuerte para lograr graduarse y aprender sobre la responsabilidad de la vida adulta, pues su propia vida lo trajo hasta este punto.

Me entra una llamada repentina al celular, logro ver un nombre en la pantalla, es Sergio mi mejor amigo, él llama a desahogarse por su ansiedad y depresión a causa de todo esto, no logra enfocar algunas ideas y no sabe que decirme concretamente, le pregunto sobre su cotidianidad y sobre qué es lo que siente. Lo primero que me cuenta es que la rutina lo agobia, como la tristeza lo consume cada día más y que ya no sabe ni que sentir, oírlo me genera angustia muchas veces y frustración por no poder ayudarle del todo. Él se levanta desde muy temprano a conectarse a sus clases, normalmente dura toda la mañana en ello y luego ayuda un poco a su familia con el aseo del hogar y juega con su perrito Toby, él es su compañía de consuelo. Sergio me comenta que el ambiente familiar se siente un poco gris y opaco, muchas veces él y su familia hacen actividades diferentes, pero no deja de ser agobiante el encierro y contribuye a que su salud mental se deteriora continuamente, sumado a ello el no poder salir a practicar su deporte favorito y no ver a los pocos amigos que tiene lo llena de soledad y cansancio emocional. También me dice que la sensación de claustrofobia siempre lo ha acompañado y el estar constantemente obligado a no salir lo hace sentir sin ánimos y sin cierta clase de aire. Él debe trabajar para ayudar en casa, pero no ha logrado encontrar algo estable, lleva meses en busca de alguna oferta, pero la pandemia contribuyó a que en su campo laboral las ofertas se redujeron a gran escala. Sergio tuvo que pasar por el miedo y la angustia de su padre que se contagió de COVID-19, tuvieron que hacerse pruebas en el hogar, sumado a esto su hermana mayor es enfermera jefa y tiene contacto directo con muchos pacientes internados por el virus. Su rutina lo agobia, su cabeza incluso más, la depresión lo colapsa e intenta huir de ella solo enfocándose en estudiar y estudiar, sin embargo, esto solo le ayuda a sentirse más triste y con una sensación de soledad. Finalmente, me dice que me llamará pronto de nuevo y que estará bien, que hay que seguir adelante, pero sé que en él también se encuentra el “modelo fantasma” oculto entre mentiras emocionales para hacerse creer así mismo y a los demás que la salud mental no es tan importante, pero si lo es, es igual e incluso más importante que la física. 

Al anochecer recordé todo lo que logré evidenciar en el transcurso del día, siento una gran nostalgia por cada uno de los miembros de mi familia, inclusive los que no logre plasmar en esta historia. Entre cada llanto, cada frustración, cada lucha y cada nueva mañana sé que cada uno de nosotros sigue mejorando e intentando aprender a entender un poco más a su interno individuo personal y el núcleo familiar que ahora está más cerca y constante que nunca. La salud mental no es un tema fácil de tratar, mucho menos enfocado a la familia y a las relaciones directas entre cada uno de nosotros. En la actualidad seguimos cuidándonos entre nosotros, logramos entender y mantener el orden pues a un año de la pandemia la cotidianidad y el encierro se volvieron parte de la cotidianidad en nuestro hogar. Las emociones siguen siendo fuertes, no hemos logrado tratar a fondo los problemas que intervienen en nuestra salud mental, la pandemia sigue impidiendo conseguir citas y tratamientos, al menos para nuestra familia que no puede pagar algo privado, seguimos resilientes y fuertes porque nos tenemos los unos a los otros y porque esta situación va a mejorar, tenemos esperanza en ello, nos ayuda a manejar la ansiedad y la incertidumbre del futuro. 

© 2021 Curso Antropología Visual - Docente Uliana Molano - Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

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