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Educando en cuarentena, Maestros más allá del aula.

Por: Catalina Cedeño Yepes

La llegada del Covid-19 a la realidad del mundo trajo consigo innumerables cambios a la manera de entender el contexto y de relacionarse con él, cambió las rutinas de la mayoría por no decir de todos, y puso un alto en la tradición y en cómo se había entendido la manera correcta de hacer la cosas por cientos de años.

En mi familia hay docentes de varios campos de enseñanza en diversos niveles educativos, he podido observar cómo, sin estar preparada, la educación ha sufrido una revolución en el estancamiento que traía por décadas. Los procesos educativos y las políticas que los rigen han cambiado a velocidad de caracol respecto a los cambios tecnológicos que ha sufrido el mundo y la interrelación que ha tenido la sociedad colombiana con dichos cambios.

Título del proyecto: Educando en cuarentena, Maestros más allá del aula

Autor: Catalina Cedeño Yepes

Lugar: Bogotá, Colombia

Duración: 14:16

Fecha de realización: Noviembre 2020

Ahora sin avisarlo, sin advertirlo y sin prepararlo, la pandemia que trajo estancamiento en tantos sectores económicos, develó muchas de las carencias que venían cohabitando como un cáncer silencioso, en la educación; como la desigualdad al acceder a ella en las comunidades vulnerables que se podría decir, podría alcanzar aproximadamente hasta la mitad de la población educativa.

 

Veo como estas carencias no solo se limitan a los estudiantes, pues también trajo grandes retos a los encargados de impartir el conocimiento, quienes en muchos casos tuvieron que aceptar de manera pública o privada que no estaban preparados para la revolución tecnológica que tuvo que sufrir abruptamente la labor que habían desempeñado, tal vez en el caso de muchos, durante toda su vida laboral.

 

Los docentes de mi familia desarrollan su labor a través de tres áreas del conocimiento entre las cuales se encuentran las humanidades, las matemáticas y las bellas artes. Veo la relevancia de este análisis en la población que cada uno representa al laborar en contextos diferentes, interactuando con estratos socioeconómicos diversos.

 

Adriana es mi mamá; es una mujer de mediana edad que ha disfrutado de aprender y estudiar durante toda su vida, actualmente se encuentra desarrollando estudios Doctorales. Esto ha nacido del hecho de que es una persona que se preocupa por llevar cada vez más lejos su labor, sin conformarse a lo estrictamente necesario y de su profunda preocupación por la formación integral de sus estudiantes. Ha ejercido la docencia desde el año 2004 para el sector público en Instituciones de Educación de básica secundaria y media, y desde el año 2017 ha incluído a su curriculum la práctica docente en Instituciones de Educación Superior con modalidad semipresencial. Es docente de Matemáticas en grados superiores de una Institución Educativa Pública de la ciudad de Pereira. Los estudiantes que allí pertenecen viven en contextos socioeconómicos bajos, en su gran mayoría, perteneciendo a estratos 0, 1 y 2. Ella junto con sus compañeros docentes han tenido que adaptarse a metodologías variadas que han codependido de los diversos niveles escolares a los cuales se pretende enseñar. Ha tenido que adaptar su trabajo a metodologías de material físico, de contenidos teóricos básicos y con gran desarrollo explicativo para ser desarrollado mediante guías por aquellos estudiantes más marginados por esta revolución educativa sin precedentes y sin preparación, que la desigualdad y la falta de oportunidades no les permite tener acceso a internet para consultar o recibir la educación que se les pretende impartir. 

También ha tenido que desarrollar metodologías virtuales, sincrónicas y asincrónicas, como la creación de aulas virtuales y clases por medio de plataformas virtuales como Meet o Zoom. Veo como sus jornadas laborales también se han visto afectadas al tener que disponer de un horario de atención extendido a padres y estudiantes, plazos abiertos para las entregas de los trabajos de sus estudiantes y flexibilidad por situaciones emocionales como el fallecimiento de familiares de la población educativa.

Angela Tabima es mi cuñada, tiene un hijo de 4 años y ha ejercido la docencia desde el año 2008 en diferentes latitudes de Colombia, actualmente reside en Pereira pero trabaja en un municipio del área metropolitana, en su ejercicio docente tradicional siempre la he visto preocuparse para que el crecimiento de sus estudiantes se produzca de forma integral, es decir; que no sólo sean sobresalientes en sus competencias conceptuales, sino que también se formen para la sociedad, para ser buenos ciudadanos. Esta labor, como había mencionado anteriormente la desarrolla en un colegio urbano en Santa Rosa de Cabal, y principalmente se dedica a la formación de basica secundaria y media (grados superiores). Su preocupación ahora es poder llegar al 100% de su población teniendo conectividad con el 65% aproximadamente del total de sus estudiantes, que son alrededor de 270, para lo que ha dispuesto una estrategia basada en  guías didácticas que adapta de tal forma que puedan utilizar tanto sus estudiantes que tienen conectividad, cómo los que no, en otras palabras, no es indispensable el uso de internet al momento de dar desarrollo a los contenidos de las guías, y de la misma forma para recibir la producción de actividades de aquellos estudiantes que no tienen acceso a internet, se ha habilitado un canal de entrega física en el colegio y así procurar el menor contacto físico posible sin perder de vista la formación de valores como la responsabilidad y la disciplina. En medio de esta experiencia mi cuñada es muy reflexiva y no oculta la frustración que le genera la evidente desigualdad económica y de accesibilidad a tecnología con que enfrentan la vida académica sus estudiantes, cree que esto altera profundamente el desarrollo de sus formandos y la barrera que aísla aún más a los chicos de posibles modelos y referentes que les permitan ampliar su perspectiva apoyados en un escenario de interacción social, pero que ahora se ve disminuido al relegar a muchos de ellos a un confinamiento sin canales de comunicación eficientes. Por otro lado, suma la especulación que muchos pares académicos y el sistema educativo que les acompaña, parecieran no estar preparados para atender una educación de forma asincrónica, remota, y digitalizada.

 

Mi esposo, con 10 años de experiencia en la docencia, trabaja en un escenario diferente a los descritos anteriormente, puesto que no está en una entidad gubernamental, él trabaja en una academia de música que tienen sedes en diferentes partes del mundo y que ha tenido que obligarse a adelantar avances en algunos aspectos metodológicos y curriculares. Por ejemplo, él relata que la institución había planeado acercarse cada vez más al concepto de currículos flexibles, buscando la pertinencia y relevancia en la formación de músicos que entendieran la necesidad de oficio en la cadena productiva y artística, pero que dichos cambios podrían verse reflejados en 4 o 5 años más de trabajo, sin embargo; lo que planeaban hacer en esa línea de tiempo tuvieron que desarrollarlo en tan solo meses y darle continuidad en los meses por venir de modo que lo proyectado para 2025 llegará para 2021. Uno de los cambios más importantes es la introducción de lo que él explica como “aula invertida”, plantea que lo más eficiente de una educación remota y a través de las tecnologías de la información es poder adaptar la mayor cantidad de contenidos a los recursos tecnológicos y no al revés. De los aspectos más relevantes y por qué no fascinantes, es pensar que absolutamente todas las herramientas tecnológicas utilizadas en su quehacer docente tendrían que ser de trabajo colaborativo, es decir que cualquier espacio de trabajo debe poder compartirse de forma virtual con otros estudiantes y maestros para hacer producción en conjunto, en tiempo real o en asincronía y de forma virtual, por ejemplo como lo permite la suite de recursos que presenta Google donde un mismo documento puede ser editado por varias personas al tiempo o en diferentes momentos, de la misma forma, una partitura, o un archivo de audio puede ser editado, construido, y producido por diferentes personas que trabajan en el mismo entorno virtual. El Covid 19 y su contexto ha obligado a salir a buscar estos recursos y adelantar el paradigma sobre el uso de ellos.

© 2021 Curso Antropología Visual - Docente Uliana Molano - Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

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