
Bitácoras Post Cuarentena Vol.1
Por: Erin López
La plaza de mercado de las Ferias es la más cercana a mi casa, a unas pocas cuadras siempre he encontrado la calidez de su gente al atender y la diversidad en sus productos que siempre están bien presentados y con las mejores características para su consumo.
La razón que me llevo a querer saber que tanto había cambiado sus vidas, así como la mía con una pandemia que nos afecto a todos de diferentes maneras, y es que las plazas de mercado guardan la historia y los cambios de la humanidad en sus paredes, y en sus vendedores que de manera particular están allí por legado de sus familias.
Bitacoras Post Cuarentena Vol..1
Autor Erin López
Lugar Bogotá
Duración 12 min
Fecha de realización Noviembre 2020
Entonces tuve la necesidad de conocer que tanto tuvieron que adaptarse y cambiar el tipo de relación que se maneja entre el comprador y el vendedor, en que se afectaron y que tanto le golpeó este virus a un lugar que se ha mantenido en pie sin importar las crisis de nuestro país, la llegada de los hipermercados y los mercados de barrio. Es allí que me encuentro con Doña Elvia Chaparro una mujer de avanzada edad pero recia por naturaleza, su vida a transcurrido en la plaza de mercado, en sus propias palabras “Mamita llevo en esta plaza 60 años, bajo este mismo cielo” y con esta frase salida de su cálida voz, inicia un relato con el cual comprendo el impacto que pudo tener el día 19 de marzo cuando le indicaron que debía quedarse en casa por tiempo indefinido.
Elvia la mayor de 12 hermanos que también crecieron junto con ella en el llamado “reguero” (parte exterior de la plaza de mercado donde están varios puestos informales en caretillas o personas vendiendo a pie) ofreciendo limones a quien pasara, con muchas necesidades, descalza y casi sin ropa paso así sus primeros años en la plaza, donde aprendió el oficio de saber comprar en Abastos para poder re-vender en Las Ferias a los que poco a poco se fueron convirtiendo en sus clientes.
Elvia tiene seis hijos de los cuales 4 son profesionales y 2 egresados de la Universidad Nacional, ellos sin importar los cargos que tengan o la labor que desempeñan en las empresas a las cuales pertenecen siempre han estado ligados a la plaza, siempre ayudando en los 3 puestos que su madre tiene, como dice Elvia: “No se les olvida que está es su cuna”.
El día 19 de marzo cuando se anunció el simulacro de cuarentana, Elvia nunca imagino hasta que punto esto la iba a afectar.
Los primeros días se dedico a cuidar uno de sus nietos y a estar en casa, sus hijos se hicieron completamente cargo de los puestos en la plaza, y rápidamente se adecuaron a la nueva modalidad, entonces los domicilios que no eran tan usuales en su puesto se convirtieron en la prioridad, las personas no querían salir de sus casas, entonces habilitaron un celular para recibir las llamadas pero también para que las personas pudieran escoger su mercado por medio de fotografías enviadas por WhatsApp,
formaron una red de apoyo donde un conductor con su automóvil se encargo de llevar los domicilios por un mismo precio sin importar la distancia y si el cliente deseaba cosas de otros puestos, sin problema también se anexaban al mercado.
Elvia en las noches ayudaba como siempre a sus hijos con las cuentas y con los domicilios. Me cuenta Elvia: “Fue tanto lo que la gente se enloqueció que nosotros empezamos a vender más”. Su hija menor el “cuncho” como la llama Elvia, se encargo no solo de adecuar todo para los domicilios, sino también para lograr pagos de manera mas rápida y fácil para sus clientes, así que habilito cuentas en Bancolombia, pagos por Nequi con lo cual cambio el método de pago en Abastos, ahora no son en efectivo como usualmente lo hacían sino que hacen transferencias Bancarias lo que les facilita un poco el tema del dinero en efectivo y los riesgos que implicaba.
El impacto más fuerte que note con las charlas dadas entre sus hijos y con las misma Elvia fue un cuadro depresivo que tuvo, el no poder salir a diario y ver su rutina interrumpida por la cuarentena que la obligo en casa poco a poco le fue generando una tristeza que al pasar los días se fue acentuando más, me cuenta Elvia que su cuerpo empezó a perder fuerza y ya no sentía ganas de nada. Relato como el viernes santo al no poder ir a la plaza y no recibir la visita de ninguno de sus hijos decidió tomarse una botella de Whisky sola sentada en medio de su apartamento con todas las cosas necesarias y con dinero, pero sin la libertad ni la compañía de nadie. Ese momento la marco mucho y decidió que debía regresar a la plaza sin importar el virus ni nada, para ella es una medicina estar allí, tener ese contacto con sus clientes, así algunos ya no vayan siempre mantiene contacto con ellos por teléfono.