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LA MEMORIA DEL PAN

“La comida es solo un pretexto para llegar a la cultura”, es así como empieza este interesante recorrido por las demostraciones más vivas que aún existen de nuestra gastronomía tradicional, en medio de un auge del consumismo y lo artificial. Tan magnifica y llena de historia está nuestra gastronomía tradicional Colombiana, que ya es todo un arte racoger la "papita" en los campos, o el "pescao" de nuestros afluentes. Estas muestras han estado siempre allí, frente a nosotros, recordándonos lo que somos y de dónde venimos.

 

 

Desde el dulce de melcocha hasta la changua y el tamal, a lo largo y ancho de nuestro país, la diversidad ha traído toda clase de delicias tradicionales, hechas desde el corazón del campo, y que emergen hoy, como la riqueza de nuestra variedad, que es la que nos identifica ante el mundo.

Título: La memoria del pan

Realizador: Juan Pablo Jiménez

Duración: 14:47 

Lugar: Provincia de Gualivá 

Año: 2018

CRÓNICA FOTOGRÁFICA

Muy temprano en las mañanas de jueves a lunes  a eso de las 05:30 am, empieza la jornada de Álvaro y Don Daniel quienes son los primeros en estar en el lugar de trabajo. Lo primero es una buena agua de panela caliente con queso para el frío, esto se convierte en el combustible de la mañana, por estos lados y en las primeras horas del día, la temperatura puede descender hasta 20°, según me cuentan. Ya blindados contra el frío y listos para la jornada, sigue encender el horno, para esto, hay que traer la leña, esta por supuesto, no puede estar húmeda y es por eso que se tiene una reserva bajo una carpa improvisada con plástico. Usando la motosierra, se alistan los trozos que posteriormente, se van a introducir en el horno.

Don Daniel, todo un experto en el campo, ya con más de 30 años en el campo de la gastronomía, es el encargado de manejar el hermoso horno artesanal. Parte importante en la preparación de los panes, depende por supuesto, de la experiencia de don Daniel, así que me mantendré cerca de su labor en la medida de lo posible. Es emocionante aprender de personas con tal grado de experiencia, pero sobretodo, con tal nivel de carisma, al estar con ellos, me doy cuenta que realmente disfrutan y aman lo que hacen. La disposición con la que llegan al lugar de trabajo, y la energía demostrada a lo largo del procedimiento, es la viva muestra de la pasión colombiana y orgullosamente campesina que nos recuerda que en nuestro país aún vive gente linda, gente bella.

 

Don Daniel me dice que en la preparación empezamos con la herencia de Fosca, el pan de sagú, y que es el fuerte de este negocio que llevan Luz Dary, Álvaro y don Daniel. Les pregunté por qué decidieron inclinarse en la especialización de este pan, y su respuesta es que lo que buscan, es mantener vivas las costumbres culturales que nacieron en el municipio de Fosca, del cual es oriunda la familia de Luz Dary. Otra razón puede ameritarse a los beneficios que según ellos, trae la palma de sagú a la digestión y al cuerpo como tal. Contiene vitaminas e hidratos, y proporciona energía para aliviar dolencias.

La harina de sagú, que es el ingrediente que no puede faltar, es traída desde el municipio de Fosca, donde es cultivada y procesada dicha planta. Un bulto de esta harina puede llegar a costar hasta $450.000, fuera del transporte. Un bulto significa el abastecimiento para un mes, por lo que al menos una vez por mes, Álvaro y don Daniel deben ir a Fosca por el valioso suministro.

¡Empieza la preparación! Después de rayar queso, se le añaden la mantequilla, huevos, sal al gusto y por supuesto, la harina de sagú, una sola libra de esta harina puede alcanzar para realizar cerca de 12 panes. Luego de amasar por unos 20 minutos, la masa adquiere una apariencia bastante seca, pero es lo suficientemente consistente para moldear los panes y hacer las distintas formas.

 

Don Daniel, es quien se encarga de introducir la lámina con los panes dentro del horno, este paso es el que más cuidado requiere y una vez dentro de este, el pan permanece por unos 25 minutos, donde sale listico para hacerle compañía a la “agua panela” o al masato, en realidad, el pan de sagú es apto para acompañarse por casi cualquier bebida, incluso por consomé.

 

Este proceso se repite unas 6 o 7 veces durante el día, y se usan aproximadamente unos 8 kilos de harina de sagú. El pan se exhibe en un gran mesón a la puerta del negocio, donde es visible por los vehículos que pasan por la carretera.

Una bolsa de 6 panes hechos con sagú, puede costar entre $7.000 y $10.000 según su categoría. De esto, algunos posibles clientes, optan por adquirir un producto de otra clase y en otro establecimiento. Muchas veces, prefieren lo genérico por su precio, que lo artesanal por su pureza. Esto aumenta también, por la naturaleza reseca que caracteriza a los productos hechos con harina de sagú.

ENTREVISTAS

LA MEMORIA DEL PAN

En este corto documental, conocemos la labor de Luz Dary Riveros y Álvaro Ovalle , quien junto a un equipo de trabajo orgullosamente familiar, ofertan sus productos derivados principalmente de una planta llamada Sagú. Desde los últimos tres años, de manera independiente y provenientes del municipio de Fosca Cundinamarca, Luz Dary y Álvaro deciden llevar su camino por la fabricación de diversas colaciones, que derivan de las  tradicionales harinas de maíz y de yuca en el centro del país. A medida que somos introducidos en la historia por los protagonistas de esta hermosa historia, entendemos porqué hoy en día, son uno de los mayores exponentes de las delicias artesanales de la región del gualivá, como dueños del lugar "Pan de Maiz del Oriente".

 

Las delicias del Gualivá

 

La provincia del Gualivá, es un vasto territorio compuesto por 12 municipios del departamento de Cundinamarca. Esta hermosa región, con un promedio de temperatura de 23°, abarca varios de los municipios de veraneo más cotidianos de los capitalinos, y es rica en la producción de diversos productos entre los que se encuentran plátano, banano y frutos cítricos.

 

El primero de estos municipios (según su proximidad a la sábana de Bogotá) es Albán. Esta población se encuentra a 20 minutos por vía terrestre del municipio de Facatativá, y a una hora y media (aprox.) de Bogotá. Su clima oscila entre los 22° y los 26° de temperatura, lo que hace óptimas las condiciones para que sea una población productora de alimentos como la fresa.

 

Varias son las delicias gastronómicas con las que los turistas pueden deleitarse al llegar a este municipio, siendo las más apetecidas, las arepas de maíz pelao, el pan de maíz, las almojábanas, el pan de bono con bocadillo y el pan de yuca. Cualquiera de estas delicias puede acompañarse con un rico chocolate o una tradicional agua de panela.

 

La planta de SAGÚ es un tipo de palmera con un tronco en forma de tubérculo. De dicha planta se extrae un almidón en forma de harina con la que se obtienen exquisitos panes de diversos tipos, siendo el principal el pan de sagú. Un exquisito pan especial que se acompaña con bebidas que van desde el tradicional masato, hasta el consomé. Entre los favoritos de los turistas también encontramos el pan de maíz, pan de yuca, pan de arroz, pan de trigo, colaciones y otra de los exclusivos de este negocio, las “marranitas”, deliciosos panes rellenos de bocadillo, queso y arequipe.

Esto y más, es lo que puedes encontrar en PAN DE MAÍZ DEL ORIENTE, como ha sido bautizado este lugar impregnado de sabor hogareño. Si pasas por acá, no puedes dejar de disfrutar de al menos un delicioso masato, un yogurt o una rica cuajada, que por supuesto, también hace parte del catálogo de productos elaborados por Luz Dary, Álvaro, y don Daniel, el padre de Luz Dary. Toda la variedad mencionada, está hecha con el más rico sabor tradicional del campo. De jueves a lunes y desde tempranas horas del día, quienes pasan por esta carretera, ya pueden disfrutar de estos deliciosos aperitivos.

Historia de vida

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