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El ajiaco santafereño

El ajiaco santafereño es un plato tipico de la cuidad de Bogota, en mi familia la artifice de esta comida tan deliciosa es mi abuelita Rosalba Camelo, ella es la dueña de la cocina en esas reuniones  familiares en las que soliamos reunirnos todos en torno a la camarederia familiar y al ajiaco que prepara ella. A lo largo de esta experiencia de poder grabar y registrar algo que siempre habia sido solo eso un momento de reunion familiar, pude percibir aspectos que nos definen como colombianos y seres humanos que sentimos un cariño muy especial por nuestras familias. Somos lo que comemeos creo que es una premisa muy acertada para este trabajo, ya que alrededor de la preparacion de una comida tipica y/o especial, encontramos cantidad de historias y anecdotas que nacen en torno  la cocina y preparacion de lo que comemos. La manera de cocinar es un conocimiento que se transmite de generacion en generacion para que las costumbres de una familia no se pierdan en el tiempo o al menos eso es lo que se trata con esta manera de compartir conocimiento, los tiempos cambian y en la actualidad la globalizacion y la tecnologia esta causando que muchas de estas costumbres y conocimientos se vayan perdiendo y estos son aspectos que nos caracterizan como sociedad y como colombianos y creo que es muy similar en cualquier parte del mundo, ya que la gastronomia tipica de todo pais es una caracteristica que los diferencia de los demas.

                                                                                                                                                                                                                     Felipe Cubillos

Título: Documental
Realizador: Andres Felipe Cubillos
Duración: 12:45
Lugar: Bogota Colombia y Arbelaez Cundinamarca Colombia
Año: 2018

Crónica fotográfica

Es una soleada mañana de domingo, después de una semana de trabajo agotador y los quehaceres diarios de la casa, este es el día de descanso para todos los que vivimos en esta casa, entonces aprovechamos para dormir un poco hasta más tarde de la mañana para compensar un poco las madrugadas de toda la semana. El día empieza cuando la señora Sandra Bejarano (Mi tía), se levanta más o menos a eso de las 8 o 9 de la mañana y pone la olleta con el agua para el chocolate en la estufa, todos el resto nos quedamos haciendo pereza en la cama por un momento más, Mauricio (el esposo de mi tía), se levanta, acompaña a mi tía un rato en la cocina y después sale a comprar el resto del desayuno.

Cuando el desayuno ya está hecho Mauricio nos llama a todos para que pasemos a la mesa a desayunar, ya en el comedor prendemos el televisor y empezamos a comer y a dialogar sobre temas referentes al programa que estemos viendo o temas familiares o laborales, cuando terminamos de desayunar se lleva la loza a la cocina, como es Domingo la lavada de la loza me toca a mí. Cada uno realiza el oficio de su habitación y colabora con algún que hacer de los sitios comunes de la casa. Después de un rato mi tía se sienta en la cocina y se queda callada pensando en que hacer de almuerzo para este día, hasta que dice vamos a hacer un ajiaco hoy, automáticamente todos decimos que sí, ya que esta comida en especial nos trae buenos recuerdos a todos, cuando toda mi familia vivía aquí en Bogotá y nos reuníamos de vez en cuando en la casa de mis abuelos a comer ajiaco y entorno a este almuerzo hablábamos, jugábamos, recochabamos entre otras cosas que hacían de ese día muy especial ya que la relaciones sociales de cada miembro de la familia se fortalecían.

Mi tía me pide el favor de que la acompañe al supermercado a traer lo que se necesita para preparar el ajiaco y esta comida en especial es como una tradición de mi familia para una reunión familiar, alguna ocasión especial y en ocasiones por alguna visita. Me preparo para salir con mi tía a traer los implementos para preparar el ajiaco, llegamos al supermercado y desde allí empieza una relación social, que más allá del comercio de productos, se trata como de una camaradería que el señor que atiende el supermercado tiene con sus clientes más cercanos, todo empieza desde el saludo, preguntar cómo se encuentra, que desea llevar, hacer comentarios informativos y de comedia sobre los productos que se compran en este lugar, hasta la despedida de los clientes, genera algo más que el beneficio mutuo, genera sociedad que es lo que nos hace humanos, la comunicación con nuestros semejantes, esa tradición de transmitir información de voz a voz.

Salimos del supermercado después de haber comprado los productos que se encontraban allí para el ajiaco, fuimos a comprar el pollo para el almuerzo y pude observar algo muy parecido a lo vivido en el supermercado, ayude a mi tía a llevar las bolsas más pesadas y nos fuimos para la casa. Cuando llegamos a la casa especialmente a la cocina, mi tía comenzó a alistar los implementos necesarios para la preparación del plato, y para cada paso de la preparación de este lo hacía tal cual le enseño mi abuela, ella dice que a ninguno de los hijos de mi abuela (incluida ella también), les quedaba el ajiaco tan rico y tan sabroso como el de mi abuela, a pesar de seguir pasos y procedimientos enseñados por ella, y personalmente creo que sí, el ajiaco que prepara mi tía, mi madre, es rico y les queda delicioso pero el que prepara mi abuela tiene un no sé qué no sé dónde, que lo diferencia de los otros y nos transmite ese cariño de abuela y madre que solo ella tiene.

A medida que mi tía va preparando el ajiaco vamos hablando de temas familiares, historias y anécdotas en torno a este plato. Cuando el ajiaco está listo, todos estamos ansiosos y hambrientos, así que pasamos al comedor rápidamente, y nos sentamos a almorzar en medio de charlas, recordando reuniones familiares en la que el ajiaco ha sido el motivo para reunirnos y fortalecer esas relaciones sociales, que fortalecen esos lazos familiares que creo que es lo que más alegra a mis abuelos ver la familia unida y feliz.

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