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Manos Maestras Marroquinero
Manos maestras, las que aún en tiempos de globalización e industrialización, conservan las formas tradicionales de producir artículos en cuero, trasformando esta materia prima con las manos y en procesos de producción completamente artesanales.
La marroquinería, el oficio de trabajar el cuero para diferentes usos, acompaña al hombre desde la prehistoria, cuando usaba la piel de los animales que cazaba como abrigo.
Actualmente en Colombia, la marroquinería es una opción de sustento económico para muchas familias, es un oficio que se enseña en muchas instituciones educativas y el mercado que tiene permite que se creen cooperativas de trabajo o que los artesanos se agrupen en gremios para hacer más eficiente el proceso de producción y distribución de los productos.
Título: Manos Maestras, Marroquinero
Realizador: Beyer Ortiz
Duración: 10:52
Lugar: Bogotá
Año: 2019
Este es el conjunto residencial donde vive Fabián Cortés, un ingeniero de sistemas que ama el oficio de la marroquinería y que le dedica muchas horas a la semana a fabricar artículos en cuero utilitarios para su entorno social más cercano y para sus familiares.
El conjunto se encuentra ubicado en el barrio Castilla, en la localidad de Kennedy de la ciudad de Bogotá. Es un sector estrato 3 y Fabián vive allí con su esposa, un hijo adulto profesional en comunicación social y dos perros, tiene otra hija, pero ella ya se independizó y vive en otro lugar.
Él es Fabián Cortés, el personaje protagonista de esta narración etnográfica. Es un maestro artesano en el oficio de la marroquinería, su profesión base es la ingeniería de sistemas, pero en la búsqueda por encontrar algo diferente para hacer y que lo sacara de la rutina normal de un profesional en tecnología, decidió aprender un oficio manual y estudió marroquinería en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo.
Fabián es una persona muy tranquila, al hablar con él se percibe que es muy amable y educado. Cuando lo conocí y me dejó entrar en su casa, me recibió con una sonrisa y me presentó a su esposa. Luego me llevaron al cuarto donde Fabián tiene su mesa de trabajo, no sin antes ofrecerme un café y presentarme a sus dos perros.
Luego de conocer el lugar donde trabaja, comenzó a explicarme de qué se trataba la marroquinería. Me mostró su materia prima, el cuero de vaca. Me dijo que lo compraba en el barrio Restrepo de Bogotá y que una pieza como la que se ve en la foto vale
$ 120.000 aproximadamente y corresponde a la piel de un animal, es decir, lo que vemos en la foto, es de una vaca completa.
Luego me mostró otros tipos de cuero que compra con diferentes texturas, colores y hasta una pieza completa de cuero de cerdo que utiliza para forrar internamente los bolsos. Esto fue curioso porque no conocía el cuero de cerdo para estos usos. Olía a chicharrón.
Luego comenzó a mostrarme cosas que ya había hecho, bolsos para mujer, monederos, cinturones, portaobjetos y una cartera muy pequeña que le estaba haciendo a su mamá por encargo de ella. Me explicó cómo era el proceso en general y me mostró las herramientas que usaba para cortar, coser, pegar, pulir y en general todo lo que necesitaba para fabricar los objetos. Me impactó mucho darme cuenta que no usaba ninguna máquina y me hizo entender todo el tiempo que le tomaba terminar cada pieza, coserlas a mano, es lo más demorado.
Le pedí que me desglosara el proceso y comenzó por mostrarme cómo era el primer paso, el de diseño. Fabián tiene un cuaderno donde hace los bocetos de sus trabajos y de donde saca los planos para poder cortar las piezas de cuero que después ensambla.
Luego del diseño, crea unos patrones en cartón que le sirven como guía para cortar el cuero.
Justo cuando me está explicando este proceso, la esposa de Fabián entra al cuarto y nos trae un café, ella me pregunta el fin de lo que estoy haciendo y le explico que es un trabajo académico. Entablamos una conversación donde les cuento lo que hago en mi vida y más o menos un panorama general de quién soy.
Les pregunto si piensan en monetizar el oficio y crear un emprendimiento económico con el tema, pero me explican que en la forma en que Fabián lo hace es poco competitivo. A él le toma mucho tiempo finalizar una pieza, lo que la haría muy costosa si fuera para venta al público en general, teniendo en cuenta los bajos precios de los productos en cuero importados de china o los nacionales hechos por las grandes industrias. Prefiere mantenerlo para su entorno social y su familia, trabajando piezas con tiempo, paso a paso y que tengan algún significado para sus amigos, quiere mantener la marroquinería como su polo a tierra, su espacio para pensar y pasar el tiempo.
Cuando termina de cortar los patrones en cartón, usa esas piezas como guía para cortar el cuero. Cuando termina de cortar las piezas en cuero, les aplica un pegante para unirlas antes de iniciar con el proceso de cocerlas. Debe distribuir uniformemente el pegante con ayuda de una pieza de cartón. El cartón lo utiliza para asegurarse que todo el borde del cuero que debe pegar con la otra parte quede con la cantidad suficiente de pegamento.
El siguiente paso es marcar el cuero con los puntos donde deben ir las costuras, este es uno de los pasos mas dispendiosos, pues debe marcar uno por uno el lugar por donde va a atravesar la herramienta que abre el hueco en el cuero y por donde finalmente pasará la aguja con el hilo. Me di cuenta de que hace esta tarea con especial cuidado y con una medición muy precisa. Luego se pintan los bordes del cuero para que el color quede uniforme.
Con una herramienta especial abre los huecos por donde luego pasa la aguja con hilo y cose la pieza. Ya en la parte final del proceso se ponen los accesorios metálicos de la pieza, como broches, cierres, hebillas, etc. Se pulen los detalles y ya queda terminada.
Así es el largo pero gratificante proceso de fabricación de un articulo en cuero hecho a mano, hecho por manos maestras.