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Los negocios vs la industrialización

Durante dos semanas me puse en la tarea de observar más allá lo que está pasando en Sampués, la cuna de la artesanía en Sucre, un lugar tranquilo, con un panorama muy arraigado con lo cultural y el comercio. Tenía dudas sobre la situación, pues tenía ya años que no vivía en primera persona lo que estaba pasando, jamás me imaginé que lo que afirmé en el primer ejercicio iba a ser tan grave como lo que viví.

Título: Los negocios vs la industrialización 

Realizador: Sheila Bertel Vásquez

Duración: 11:48

Lugar: Sampues, Sucre

Año: 2019

Llegue por la mañana a Sampués, y ya estaban los tres negocios de mi familia afuera (Los Manguitos, LILY y Barreto), todos ya tenían sus artículos limpios y terrazas listas para recibir a los visitantes, es ilógico pero la primera era yo, y al parecer la única por esa mañana lluviosa. Me quedé a observar lo que pasaba durante las primeras cuatro horas, y conversando sobre lo que iba a hacer y porque era mi visita a mis familiares; me encontré con un panorama muy extraño, si llegaron 3 personas (turistas) a preguntar sobre un artículo fue mucho, la primera señora pregunto por una mecedora para su hija, al ver que no tenían el motivo que buscaba se fue, la segunda era una pareja, que buscaba un cuadro, preguntaron y se fueron, y la última persona solo buscaba una mochila, ¡la compró!, me acerqué y me comentó amablemente que su mochila vieja ya no le servia y que estaba buscando una nueva, ahí comprendí una cosa, que las personas cada vez se han vuelto más minimalistas a la hora de comprar, y me pregunté si era por algo de necesidad o por economía. Es claro que la economía ha cambiado, y las personas también, sus hábitos de compra, sus necesidades, entre otras cosas; y hablando durante esas dos semanas pude notar eso, que ya no se compra por vanidad o por gusto, se compra por necesidad y si eso que estoy necesitando me alcanza para adquirirlo, las nuevas familias solo compran lo necesario. Es aquí donde todos estos modos de vidas contemporáneos entran a jugar en contra de los comerciantes de artesanías, los cuales venden objetos decorativos en su gran mayoría, que el cuadro, que la frutas, que los adornos para la mesa, los floreros, entre otros artículos, que cada día se fueron alejando de las necesidades de vida de las personas.

Afirman los comerciantes que existen varios factores que han alejado el comercio artesanal de las personas, el primero por los nuevos productos traídos desde afuera, más económicos y más prácticos, segundo el desapego de lo nuestro y de lo hecho a mano, son pocas las personas que aprecian la calidad de lo hecho a mano y el valor que estos objetos tienen para preservar las tradiciones, y tercero, los avances tecnológicos han alejado a las personas de hacer turismo, de ir y comprar sus propios artículos, ya que esto ha permitido alejar al comprador del punto de venta y hacer de la compra y venta un click, o así lo ven estas personas, que cada día abren sus negocios y deben ver como las ventas disminuyen, los turistas y compradores disminuyen, y deben resistir y administrar bien sus negocios a costa de no cerrarlos. Es para mí un tema muy impactante ver por dos semanas un panorama tan diferente de lo que vivía hace unos años atrás durante mi vacaciones de verano y de fiestas, llegaba a Sampués y lo primero que veía eran carros estacionados al borde de la carretera, negocios llenos de clientes que se quedan pequeños por la cantidad de personas, ayudantes que se multiplicaban, en promedio cada negocio tenía uno o dos ayudantes, uno que empacaba las compras (muebles y objetos) y otro que se encargaba de atender a los clientes. Cuando mi familia llegaba se convertían también en ayudantes, porque querían atender y ayudar, mis primos y yo nos aprendíamos los precios de los artículos para ayudar y saber si alguien nos preguntaba sobre ese artículo. Y así duro todo durante unos años atrás, Sampués era una parada obligatoria para el turista, pero hoy, lamentablemente y por múltiples razones todo ha cambiado en un 80% (esto lo afirma mi familiar Lily). Hoy en día, se ven negocios llenos de mercancías, uno o dos empleados, las mismas personas atendiendo, esperando afuera de sus negocios, sentados en una silla dispuestos a atender, pero con la diferencia grande de ver cada día a menos personas, y menos carros estacionados. Me tomé la libertad de contarle a una prima que solo tiene diez años, que toda su vida ha vivido en Sampués, y toda su vida ha visto como sus tíos y sus familiares se sustentan del negocio de las artesanías. Mientras estábamos sentadas en la terraza, que es el lugar donde se ponen las artesanías, le pregunté si siempre era así, visualizando el contexto que se presentaba, no había nadie caminando, ni preguntando por el valor de algo, me miró y me dijo que si, y le volví a preguntar si tal vez en temporadas de fiestas (enero – febrero) por las corralejas y festivales que se celebran en el lugar, se veían más personas, y me respondió – igual, así es todos los días.

Entonces indagué más durante los días que estuve en el lugar, mirando las causas posibles de porqué mis afirmaciones eran ciertas, y si, muchas de las respuestas eran: la economía de las personas no es igual a la de hace algunos años, las personas ya no quieren tomar su carro e ir a un lugar y comprar, las personas prefieren artículos más económicos sin tener en cuenta muchas veces la calidad, y creo que lo más importante es el desapego de lo nuestro y el valor que no le tenemos a lo artesanal. Durante las tardes que pase allá, pude hablar con mis primos, ellos tienen una local llamado Barreto, debido a su apellido, y les comenté sobre lo que estaba haciendo y lo que había observado, y ellos siendo un poco más jóvenes que el resto de mi familia que se dedica al comercio, me respondieron que para ellos lo principal es tener un local en Sampués por el reconocimiento que tiene el municipio, es decir, si alguien quiere comprar un mueble de calidad y/o mandarlo a hacer, esas personas se van a dirigir a Sampués, claro, personas que sean de los alrededores de Sucre, Montería, etc. Pero, así como el municipio tiene aún ese reconocimiento, ellos aprovechan las redes sociales como ventana de oportunidades y alcances, y es cierto, hoy todo son las redes sociales y las diversas plataformas de comunicación, entonces pude concluir algo más, y reafirmar lo anterior con respecto a las redes sociales, las personas prefieren comodidad y eso implica no salir de sus casas para hacer una compra.

 

También concluí que, si no se innova, estos negocios en unos años se cerrarán. Mis primos aprovechan las ventajas de las redes para expandir su negocio y darse a conocer en un ámbito más nacional, ellos también incorporan las tendencias actuales y así competir con un mercado más contemporáneo y competitivo. Y creo que es lo que les hace falta a estos negocios tradicionales de Sampués, innovar en cuanto a sus productos, sin perder lo tradicional y aprovechar las plataformas digitales para dar a conocer sus productos, y competir con el mercado internacional que no siempre ofrece la mejor calidad, y también aprovechar las ventajas de ofrecer un producto de mejor calidad, y con historia, para dar a conocer sus catálogos.

Claramente esto lo propuse a mis familiares, pero hay que tener en cuenta que nada es para siempre y si estos negocios no innovan pueden cerrar y no ser el sustento de muchas familias. Contado esto, surgió durante mi tiempo en Sampués otro problema, que desmerita el turismo del lugar, y es, que las administraciones actuales y las anteriores, no toman en cuenta el valor que tiene Sampués como lugar turístico, comercial y artesanal. Las personas (artesanos) no se sienten apoyadas y opinan que no los ayudan con proyectos de promoción del comercio, y que cada día son menos las personas que gestionan eventos y ferias que ayuden a la economía del municipio en todos los aspectos, tanto artesanal como turístico, sabiendo que la mayoría de las familias del municipio se sustentan del comercio de artesanías y la producción.

Me fui triste por todo lo que estaba pasando, pero con mi trabajo hecho, observar, indagar, preguntar, vivir, lo que está pasando actualmente en Sampués, y llegar a múltiples conclusiones, pero la más acertada es que todo cambió. Las personas han olvidado a la cuna de la artesanía, el modernismo se apoderó y tomó ventajas a los comerciantes que se quedaron con el mismo método de comercialización. La economía del país no ayuda y va empeorando diversos sectores comerciales. Ya no es el mismo Sampués de hace ocho años, o tal vez diez, lleno de personas, terrazas llenas de clientes, negocios exitosos, artesanías innovadoras que generaban tendencias, carros a la orilla de la carretera con compartimientos llenos de jarrones, cuadros, muebles, bolsos, sombreros, entre otros. Veo a un Sampués solo, aferrado a que un día todo se acabe, las mismas personas sosteniendo sus negocios, dispuestas a creer en Dios y que él les conceda las ventas del día, personas esperando a que un carro llegue y les haga una compra, personas madrugadoras que todos los días limpian sus muebles del polvo cuando abren por la mañana y cierran por la tarde, personas que le alegran porque en el día vendieron y pueden pagarles a sus empleados, que también tienen necesidades, pero que nadie sabe que así como pagan también deben quedarse con lo que les sobra e irse a dormir con menos de $15.000 pesos un 31 de diciembre a las 7:00 p.m. porque no hay más que hacer. Ese es el Sampués que veo y que seguiré documentando.

© 2019 by Uliana Molano

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