Nasa We´sx Kiwe, Identidad y Transmutación Cultural.
Laura Orozco
Estamos a finales de Septiembre y el verano que empezó en Julio otra vez ha sido desplazado por la temporada de lluvias, sin embargo un nuevo día soleado comienza y todas las personas que viven en la comunidad NASA WE'SX KIWE se preparan para ir a los campos de maíz. El terreno fue arado a comienzos de junio y las semillas del cereal se plantaron pocos días después. El área representa alrededor de una hectárea ubicada en una colina al frente del asentamiento, cruzando un riachuelo, y el cultivo está asociado con plantas de yuca para aprovechar el espacio.
Autor: Laura Orozco
Título: Identidad y Transmutación Cultural
Lugar de realización: Matarredonda, Morales, Cauca
Año: 04 Dic - 2021
El día en que la minga indígena comenzó los maíces ya median más de dos metros y estaban cargados con grandes mazorcas, las yucas aún necesitaban más tiempo para crecer y el color verde de los cultivos se contrastaba con el del cielo azul profundo casi despojado de cualquier nube. Así, a las 7:30 de la mañana la mayoría de hombres y mujeres con su ropa de trabajo puesta (pantalones desgastados, camisa de manga larga para protegerse del sol y de la textura de las hojas del maíz, capucha, gorra y claro esta: botas de caucho) se dirigen hacia el lugar donde estarían durante todo el día cosechando las mazorcas y cargando bultos. Esta actividad había sido convocada con una semana de anterioridad, la minga indígena es una de las costumbres más representativas de comunidades como los Nasa o lo Misak, esta es la materialización de los valores de unidad, ayuda mutua, sentido de pertenencia y orgullo por la comunidad, que fueron transmitidos de generación en generación y que recuerdan a la organización primaria de los grupos humanos. Un Nasa procura siempre no faltar a este compromiso cuando se le pide asistir.
Mientras algunos ya están llenando costales, a eso de las 8:30 am el humo se escapa de la cocina comunitaria, Viviana Burbano prende el fogón, lava la olla, pone a calentar agua, a derretir la panela para la limonada y llama a las mujeres que van a cocinar el almuerzo, así, llegan Monica Rivera, Ingrid Lectamo, Diana Vivas y Luz Niquinas que pronto comienzan a pelar los choclos y a desgranar los frijoles que serán la base de la sopa. Entonces, con esto listo, vamos al maizal para llenar bultos como lo están haciendo los demás. Los surcos se cosechan de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, son de al menos 40 metros así que cuando una persona entra no es tan fácil de encontrar hasta que vuelve a salir con su costal o su jigra llena de mazorcas.






Algunos niños también vienen y juegan entre sí, corriendo por el camino y perdiéndose entre las plantas, Juan es particularmente uno de los más enérgicos y se la pasa llamando a sus familiares, haciendo preguntas y jugando con tierra o pasto La mañana transcurre rápidamente, una hora después llega Ruby con la limonada y por el calor que hace todos se reúnen para tomarla y descansar por unos minutos antes de continuar trabajando. Están avanzando rápido, con la agilidad que tienen por la experiencia cosechando y el trabajo previo en el lote, a las 11 am ya se desplazan hacia una hondonada en la parte más baja, cerca del riachuelo. Señoras, señores y jóvenes, todos cargan el bulto en los hombros para llevarlo y depositarlo en la pila en que se están reuniendo las mazorcas recolectadas.
A eso de las 11:30 pm todos vuelven al camino para ir a almorzar, en la cocina los espera aquello que llaman “mote”. Los trabajos en el campo suelen ser arduos, requieren de estar en movimiento y hacer un gran esfuerzo físico; el mote alienta a cualquiera y da energía para continuar laborando. Todos traen su plato o “coca” y toman un poco para comer en el lugar o en sus casas, e inclusive guardar para la noche. Samuel, Juan y Santiago, tres de los niños más pequeños, se quedan jugando en frente de la cocina con motos de juguete. Yo los observo, están muy animados y al hablar entre sí alternan entre español y nasa yuwue, tienen una fluidez impresionante y no vacilan al usar ninguno de estos dos lenguajes.





De repente, las mujeres que están sirviendo el almuerzo los llaman a comer, y ellos toman su porción, a excepción de Samuel que tiene dos años y no quiere comer solo. En la comunidad todos cuidan de él, su prima Natalia, una pequeña de 10 años quien está pendiente de él en ese momento, lo incita a comer, pero él no hace caso y se vuelve hacia el fogón todas las mujeres exclaman: “Acha”, que significa “caliente”, para indicarle que se aleje de las brasas.
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¿También hay palabras del español que no existen en nasa yuwe verdad?
Pregunto, notando que utilizan conectores y sustantivos del español mientras se comunicaban en su idioma.
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Sí, las palabras como “plato”, “cuchara” o “vaso” no existen en nasa yuwe.
Me explica Claudia Lectamo una mujer de más o menos 50 años que hace parte una familia numerosa en la comunidad. Después de una hora, cuando todos ya han reposado y quizá algunos han tomado una siesta, Mauricio Lectamo, un hombre risueño de mediana estatura vuelve a ponerse su capucha y su sombrero de caña flecha, al igual que el resto del grupo. Ahora queda transportar las mazorcas al lugar donde serán empacadas. Ya en el campo, lo que hay que hacer es ponerlas en un costal y el costal echárselo a los hombros, también se pueden poner en una jigra los más apretado posible para llevar cuantas más quepan y la jigra echársela en la espalda apoyando la cuerda en el pecho para tener equilibrio. Y así, por el camino hay que bajar la loma, cruzar el riachuelo, subir la otra loma y llegar a una casa en construcción donde dentro se encuentra la nueva pila de mazorcas.
De esta manera hasta las 3 pm hacemos viajes transportando el maíz. Cuando ya todo se encuentra en la casa lo empacamos en bultos de fique que unas horas después serán llevados hacia Popayán y distribuidos durante la madrugada en Mercados como el del barrio Bolivar y placitas campesinas. La idea es recolectar fondos para crear un fondo rotatorio que beneficie a todos los miembros del cabildo, así ellos podrán comprar lo necesario para eventos, reinvertir y más adelante tomar prestado dinero para sus emprendimientos con una tasa de interés más baja que la de los bancos convencionales. El trabajo en equipo hace que el proceso sea eficiente, a las 4 pm ya no hay más maíz para empacar, el resultado fue 47 bultos de mazorca listos para ser transportados.
Finalmente, con el trabajo completado, volvemos a la cocina para tomar un café con masas y pasar un rato allí, poco a poco el lugar se va quedando vacío, algunos permanecen para esperar al camión que llegará a las 5 pm, otros se despiden y vuelven a su casa para descansar después de participar en aquella jornada.