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Nos encantamos con San Agustín

Gloria Esperanza Rojas Otálora

San Agustín es un destino de llegada de muchos viajeros desde siempre, incluso mucho antes de que a los parques situados en su territorio les fuera otorgado el título de Patrimonio por la UNESCO.

De todos esos visitantes, algunos deciden quedarse y establecen proyectos turísticos, gastronómicos, sociales, de crecimiento personal, e incluso hay quienes simplemente buscan llevar una vida tranquila, quizás alejándose de los afanes y presiones de las ciudades.

La idea de que los foráneos y extranjeros formamos una especie de comunidad, surge cuando en octubre del año pasado asisto a una tertulia convocada por los amigos de la Fundación Viracocha, un evento denominado “Circulo de Palabras”, a donde llegan unas 45 personas, de las cuales solo un 5% son agustinenes. Entonces reflexiono y me doy cuenta de que, aun cuando tengo amigos y conocidos dentro de la gente del pueblo, la tendencia durante estos años me ubica en medio de actividades y proyectos conducidos o compartidos con gentes asentadas en este municipio, pero provenientes de otros lugares.

Autor: Gloria Esperanza Rojas Otálora

Título: Nos encantamos con San Agustín, o, ¿San Agustín nos encantó a nosotros?

Lugar de realización: San Agustin- Huila

Año: 2021

El migrar o cambiar de lugar para vivir, no es extraño para mí, a los ocho años, al apartamento de la 24 en Bogotá, llegaron cajas grandes de madera, en donde mi mamá empaca todas las cosas de la casa con destino a Bucaramanga, dos años más tarde, el proceso se repite y sigo más al norte, a ese lugar en donde veo por primera vez el mar, Barranquilla.

Treinta años después regreso a trabajar en Bogotá, y seis años más tarde soy yo quien empaca todo y llego a San Agustín.

Los dos primeros vuelos, son arropados por la familia, los dos últimos, un poco saltos al vacío, con más preguntas que certezas, pero generadores de cambios significativos en mi vida. Hoy tengo 62 años, y hace 15 años resido en el municipio de San Agustín, lugar en el que me encuentro totalmente a gusto.

Este trabajo, es una reflexión y recuento de lo observado en el transcurso de estos años, además de los personajes protagonistas que incluyo en este escrito, existen muchos otros, algunos abandonaron el pueblo por diferentes motivos, muchos el año anterior durante el cierre de la economía, otros todavía están aquí, pero no están dentro del círculo que yo frecuento.

Con quienes converso, en general cuando les pregunto que los trajo o porque se quedaron, de una u otra manera mencionan la palabra magia, lo mágico del sitio, la energía única que se siente.

Ricardo, mi compañero y cómplice, llega al pueblo un año antes que yo, de la mano de él es que yo conozco o me relaciono con el resto del grupo.

                                                           

Ricardo es un arquitecto bogotano que viene inicialmente al pueblo a reacondicionar la casa de una finca llamada “El balcón de la Guayaba”.

Ricardo para el 2005 ha decidido salir de Bogotá, ciudad a la que ya no le encuentra sentido y empieza a explorar opciones, ocurre entonces, que estando una noche sentado en la terraza en El Balcón de la Guayaba,  tiene un sueño-visión en el que siente que algo lo llama y se ve a sí mismo levantarse del sillón donde esta acomodado, ir al jardín y acostarse sobre el pasto y estando allí la tierra se abre y lo abraza, no siente miedo sino un calor acogedor  lleno de amor, él lo llama “el abrazo de la Pachamama”, y es en ese momento que decide venir a vivir a San Agustín.

David Dellemback, originario de Oregon en Estados Unidos, está en el territorio hace más de 40 años, él llega haciendo el camino a pie y a caballo, pues en los años 70 no llegaba aquí la carretera nacional, el sale de su pueblo natal con el deseo juvenil de andar el mundo, y se queda aquí, enganchado según sus palabras por un “etéreo hilo mágico”, que venían siguiendo quienes viajaban en esa época.

David Dellemback ha dibujado todas las estatuas del pueblo escultor de San Agustín, incluso las que se encuentran en las bodegas del museo de Berlín, y es uno de los abanderados de la solicitud de repatriación de esas estatuas a Colombia.

Marta Gil es bogotana, hace 16 años está en San Agustín, es traductora y gestora cultural, está casada con   David, a quien conoce en una época en la que el destino la ubica en Oregon, justo durante un periodo de David en los Estados Unidos, ella confiesa que el amor la trajo aquí y afirma que se enamora de la ruralidad y de la vida tranquila de montaña alejada del bullicio de la ciudad.  Esta dedicada a actividades culturales y turísticas.

Carlos Ernesto Gómez nació en Bogotá, ha vivido en diferentes lugares, estudió producción audiovisual en Berlín y sus conexiones con el Huila son estrechas, aparte de que su familia esta residenciada en Neiva, ha trabajado en diferentes proyectos de radio y procesos comunicativos, de hecho, sus primeras visitas a San Agustín ocurren por cuenta de la coordinación de un programa de Radios Ciudadanas. Carlos me cuenta que después de vivir en ciudades grandes, medianas y pequeñas, decide venir a radicarse en San Agustín, a donde llega hace unos 7 años,  cuando comprende que desea alejarse “del mundanal ruido” y prefiere intentar asentarse en una montaña para compartir con la naturaleza, en un momento de asumir transformaciones importantes y drásticas que implican un cambio de vida fundamental, dejar “comodidades” que brinda la ciudad por las incomodidades y falencias existentes en el campo colombiano, que a pesar de todo pronóstico, mejoraran su calidad de vida.

Ronald Schreiber, ciudadano alemán propietario y chef del restaurante Tomate, una de las primeras y mejores opciones vegetarianas que se encuentran en el pueblo.

Me cuenta que escucha a una amiga hablar de San Agustín y se interesa; en ese momento trabaja como voluntario en un centro juvenil para chicos con problemas y decide pedir unas vacaciones y viene por primera vez en 2001, cuando aterriza en Bogotá y pisa el suelo colombiano, dice que siente algo especial y diferente que lo llama, regresa en 2004 por 3 meses y una vez más siente que no es tiempo suficiente, pues quiere ver cómo es la vida cotidiana, no solo el tiempo de vacaciones, vuelve en 2006, supuestamente para permanecer 2 años y ya nunca se va.                                                                              

Marcela Cayambe es una mujer agustinense que trabaja con Ronald desde hace 7 años, su apellido es de origen ecuatoriano, converso con ella, porque su relación de trabajo y amistad con Ronald es uno de los ejemplos que encuentro de este cruce de culturas, Marcela manifiesta que desde que está en Tomate ha cambiado algunos aspectos de su vida, ella me cuenta que antes tenía inconvenientes frecuentes de salud, pero al cambiar su alimentación de la mano de todo lo que ha aprendido en el restaurante, siente que es mucho más saludable, con respecto a su experiencia en lo laboral, dice que al estar allí crece como persona y además se siente muy cómoda,.

Tanto Ronald como Marcela me comentan que ellos conversan mucho de muchos temas y tienen un momento cuando terminan sus labores después de medio día en el que se sientan a compartir un café y es algo que los dos disfrutan mucho.

Ernesto Diaz, conocido como Tico, es un nortesantandereano, que un día decide viajar hasta Pasto a montar un negocio, en su recorrido llega a Neiva en donde un amigo le menciona San Agustín, el reconoce que nunca había escuchado de este lugar ni de sus lugares arqueológicos, entonces decide hacer caso a su amigo, y venir a conocer.

Me cuenta que se queda 20 días, que le parecen maravillosos, estando aquí le sale un trabajo en Caracas y se va a trabajar, pero con el pensamiento en este lugar, al cabo de 3 años, regresa y abre un restaurante-bar con ambiente de rock, concepto que tiene buena acogida y durante 3 años lo trabaja y al tiempo empieza a recorrer el territorio, del que dice su energía lo atrapa. Sin embargo, por circunstancias se va del pueblo y recorre otros sitios durante 2 años, al cabo de los cuales retorna y ahora, otros 3 años después, declara que está seguro de que ya no se quiere ir de este lugar y es su deseo envejecer aquí.

 

Con el tiempo se crean diversos lazos entre los foráneos, extranjeros y locales, estos van desde actividades sociales y de amistad, proyectos culturales, emprendimientos, proyectos sociales y ambientales, entre otros.

Entonces es común encontrarnos en el restaurante de Ronald, aun cuando yo no soy vegetariana, si disfruto de esa opción algunas veces, también lo es consumir los productos que unos y otros ofrecen, como los jabones naturales que fabrica Luisa, una ingeniera química, casada con un francés y residenciada hace poco en zona rural, o el delicioso pan que hornea y vende una pareja de paisas que llegaron a trabajar para el hostal de unos franceses y luego del cierre por la pandemia, decidieron quedarse y se establecieron en la vereda El Tablón.

 

El circulo de palabra que menciono al inicio, se realiza al fin de la cuarentena, como una reflexión de cómo puede cambiar el modo de vida de un momento a otro y cuales han de ser las rutas para asegurar el bienestar de cada uno de nosotros y nuestras familias, aquí se conversa de cultura, seguridad alimentaria, educación y como cada uno, desde su saber y su quehacer puede aportar a los otros.

En cuanto a los lazos de trabajo cultural, debo mencionar la existencia, aun cuando ahora está pausado, del Festival de Cine de San Agustín, este llega de la mano de Guillermo Ovalle, ya fallecido, y su esposa Gloria Hoyos, originaria de San Agustín, ellos se encuentran con Ricardo, quien tiene intereses similares y entre los tres le dan vida, a este evento que alcanza a tener 8 versiones seguidas, y se espera se retome pronto

 

Yo me vinculo a estas actividades, haciendo fotos, con logística, y la parte administrativa de los eventos.

 

Las funciones de Festicine, se llevan a cabo en varios lugares, su sede principal es el Centro Cultural El FARO, creación de Ricardo, tiene un auditorio pequeño, entonces se tienen sedes alternas, es allí donde se entrecruzan lazos con la comunidad, entre otras encuentran La Casa de la Cultura de San Agustín, el auditorio de la Cooperativa Utrahuilca, el patio del restaurante y hostal La Casa de Tarzán.

 

También debo mencionar que las funciones inaugurales, siempre se realizan en espacios alternos como la Plaza Cívica, el resguardo Yanacona, La Maloca de la fundación Viracocha, e incluso el cementerio del pueblo.

 © 2021 Creado por Uliana Molano y estudiantes del curso Antropología Visual con Wix.com

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