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FE, ALIMENTO Y ESPERANZA

Wilson Ibañez

Como integrante de la comunidad del Corregimiento de Junín, municipio de Venadillo-Tolima, me he enfocado en esta observación, en una de las obras sociales que lleva a cabo la Parroquia San Antonio de Padua, y en específico en la sede Junín, temprano en la mañana del día sábado 18 de septiembre tipo 8 a.m.

Autor: Wilson Ibañez

Título:  Fe, Alimento y Esperanza

Lugar de realización:Corregimiento de Junín municipio de Venadillo-Tolima

Año: 2021

Arriba al Corregimiento de Junín el tan conocido “camión de alimentos”, proveniente de la ciudad de Ibagué y abastecido por el Banco de Alimentos Arquidiocesano, a esta cita de cada 15 días asisten las personas menos favorecidas y/o más vulnerables de la comunidad, trayendo consigo bolsas de lona, de plástico y bolsos a sus espaldas, con la esperanza de poder surtir a sus hogares a bajo costo con alimentos y productos básicos y necesarios como aceite, arveja, fríjol, lenteja, arroz, espagueti, panela, pasta para sopa, harina de trigo, masapan, chocolate, leche, atún, sardinas, papel higiénico, jabones, detergente, entre otros, así como también con algunas golosinas tales como avenas, galletas, colombinas, yogurt, gaseosa, chocolatinas, para endulzar sus tardes o sus momentos de descanso, cabe aclarar que en unas ocasiones llegan unos productos y en otras llegan otros, para que las personas beneficiarias que los desean adquirir puedan obtener variedad en los alimentos, productos y golosinas, ellos empiezan a llegar lentamente, mientras que el párroco ultima detalles para cuando estén todas las personas reunidas agilizar rápidamente la entrega de los alimentos y demás productos; mientras empieza todo este proceso vecinos y amigos se saludan y comparten un poco sobre sus asuntos y las novedades que les han ocurrido en la semana, ríen y esperan con ansiedad y alegría, porque saben que van a tener acceso a alimentos y productos a los que les van a dar uso, pero que aquí podrán adquirir a un precio mucho más económico y cómodo para sus golpeadas billeteras, en las que en ocasiones escasea el dinero hasta para las cosas más sencillas, es así como a las 8 y 30 minutos de la mañana, empieza la jornada con una oración encabezada por el párroco Jorge Pérez, a la que los asistentes siguen religiosamente, y como modo de agradecer a Dios por estar reunidos allí y por poder tener la oportunidad de adquirir alimentos y otros productos que sin dudar aprovecharán tanto ellos como sus familias, una vez concluida la oración de apertura, cada persona inscrita previamente va pasando al frente para recibir su ración correspondiente para esta fecha, cada quien paga 30.000 pesos y seguidamente en sus bolsas de lona o de plástico o en sus bolsos, proceden a empacar el abasto por el que han venido y con el que pretender aliviar un poco su economía y favorecer los estómagos de sus familias, sus rostros reflejan felicidad y un tanto de satisfacción, pronto esta jornada sigue su curso y yo como espectador sólo observo, sin interferir en lo absoluto con esta actividad, ya que no asistí con el mismo propósito que ellos, sólo desde la distancia me limito a divisar la situación, y pasados 5 minutos después de las 9 de la mañana, se han entregado todas las provisiones que se tenían destinadas para las familias de esta comunidad y que pertenecen como miembros activos a la parroquia San Antonio de Padua, cada quien parte hacia su destino llevando consigo un poco de esperanza y alimentos para sus familias, motivados a que en 15 días nuevamente volverán y habrán nuevos productos a los que podrán tener acceso por sólo 30.000 pesos y la fe infinita de que Dios proveerá.

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Sin duda, es una realidad muy obvia y que es imposible que sea ignorada que la pandemia y sus estragos a todo nivel han afectado tanto al campo como a la ciudad, y en este caso particular, al ser esta una zona rural, la economía de la región ha sido golpeada fuertemente, y su recuperación es bastante lenta, así que esta obra social que se lleva a cabo por medio de la Parroquia San Antonio de Padua, es un alivio y una ayuda inmensa que contribuye a brindarle a cada hogar beneficiario alimentos y productos básicos a bajo costo, ya que en el comercio común y corriente, en supermercados o tiendas, estos tienen un valor más elevado y al que no podrían acceder normalmente, teniendo que escoger entre que se puede llevar y que no, y a pesar de la crisis mundial, la Parroquia y el párroco Jorge Pérez no han desfallecido en su labor, ya que esta obra social se ha mantenido a pesar de los múltiples obstáculos y dificultades, pues es una red de apoyo que se ha construido entre los beneficiarios, pues se ayudan mutuamente y cuando hay una familia beneficiaria en una crisis más aguda, el mismo párroco asume el costo del mercado y lo ofrece con voluntad y compasión para contribuir de esa forma a la familia en crisis, es por esto que al ser obras dignas de resaltar y admirar que escogí estas situaciones para observación e investigación, son situaciones que pasan ante nuestros ojos pero que casi nunca las vemos.

 © 2021 Creado por Uliana Molano y estudiantes del curso Antropología Visual con Wix.com

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