Esta obra hace parte de una de las ocho esculturas instauradas en los parques de Bogotá durante la administración de Peñalosa, le fue encargada a Enrique Grau para ser instalada en la esquina de la avenida 39 sobre la alameda peatonal, frente al Parque Nacional Olaya Herrera de la carrera 7. Es una versión minimalista de Rita, porque ella hace parte de unos cuadros realizados por Grau con el mismo nombre. Las obras de Grau se han identificado por destacar la sensualidad y recalcar la raza.
Rita es el personaje que identifica la exposición de dibujos que hace Grau en la Galería Aberbach de la ciudad de Nueva York en 1987. Esta escultura tiene un atractivo que va más allá de su gran tamaño y es el engaño de ser tridimensional, cuando en verdad son dos caras bidimensionales que se intersectan para dar ese engaño visual. Su valor además de ser un simbólico homenaje a la raza es la única escultura del artista que se encuentra en Bogotá. Rita es una prostituta triste y vieja, que cada vez que son las 5:30
recuerda que su tiempo está acabando paralelo a su belleza, Rita alberga en sus piernas de bronce grafitis de enamorados y demonios, lo hace con paciencia y amor, porque en sus piernas negras y voluptuosas solo hay espacio para la tristeza y el desahogo, Rita es así, silenciosa, nunca ha cantado y nunca ha importado a nadie, a menos que sea para mirarla… Rita sabe que Grau la mira desde algún punto de una galaxia inventada por los hombres, y que se alegra de verla tan imponente y solitaria, porque de lo contrario estaría celoso, Rita también sabe que el hombre que vende dulces a unos cuantos pasos de ella a veces mira obscenamente sus ligas y corsé tratando de develar una desnudez inexistente. Rita ríe de nosotros…eso era lo único que no sabíamos. (Gary, 2008)
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