Piano de Luna. Claudia Hakim
- gabrielavegamoreno
- 21 may 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 may 2022
Textos, fotografías e investigación por Gabriela Vega Moreno.
Febrero - Mayo 2022

Piano de Luna | © Gabriela Vega Moreno | 2022
Información Técnica
Nombre oficial de la obra: Piano de Luna
Tipo de obra: Conjunto escultórico
Función: Artística
Dirección o localización:
Bogotá, D.C., localidad de Usaquén, barrio Usaquén:
Carrera 7 # 116-4
Tipo de emplazamiento: Plazoleta
Dimensiones de la Obra: 2,03 x 6,52 x 2,86 m
Materiales: Acero
Técnica de manufactura: Soldadura eléctrica
**Se asume que es eléctrica por la naturaleza de la técnica, pero este dato no fue posible confirmarlo.
Componentes escultóricos: Aceros ensamblados y soldados
Fecha de elaboración: 2000
Fecha de inauguración: 2000
Sobre la Ubicación
Vista de Piano de Luna de Claudia Hakim. Google Maps y Google Street View. https://bit.ly/3JPWXV7
Descripción del lugar donde se ubica la obra
La escultura de Claudia Hakim se encuentra en la calle 116 con carrera séptima, al lado del Centro Comercial Hacienda Santa Bárbara, en el callejón cultural que marca el icónico inicio del antiguo casco urbano de Usaquén. Aunque la arquitectura del lugar se ha visto modificada a lo largo de los años, aún conviven algunas construcciones del siglo pasado con modernos edificios que han renovado el perfil de Usaquén, cuya historia “data de épocas prehispánicas como un asentamiento muisca” (Alcaldía Mayor de Bogotá, s.f.). Con el tiempo, este antiguo municipio de Cundinamarca fue absorbido por la capital del país, hasta que en 1954 fue anexado oficialmente a Bogotá. Usaquén, además, fue un corredor vial importante en la época de la colonia española. Actualmente, en este callejón cultural convergen una de las salidas del centro comercial y varios restaurantes del edificio de WeWork, así como la feria artesanal y mercado de pulgas que se lleva a cabo cada fin de semana unos metros detrás de la escultura.
Sobre el contexto y la autora
Contexto histórico de la obra:
Esta obra, realizada por la artista y actual directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Claudia Hakim, es un tributo abstracto a la música. Consiste en 26 módulos de acero “dispuestos en 4 filas en orden ascendente” (Redacción Bogotá, 2021). Fue concebida inicialmente como piezas separadas que emulaban los atriles que los músicos utilizan para poner sus partituras, pero al final se juntaron todos creando un solo concepto, unido por las medias lunas que atraviesan cada atril.
Autora: Claudia Hakim
Biografía de la autora
La escultora Claudia Hakim nació en Bogotá en 1957. Ha dividido su trabajo entre su ser artista y la gestión cultural. En este campo encaja la dirección del Museo de Arte Moderno de Bogotá, que desempeña desde el 2016, y de NC-Arte, un proyecto cultural y educativo creado en el 2011 con el apoyo de la Fundación Neme (su esposo es Nayib Neme) con el propósito de contribuir al desarrollo de las artes visuales en Colombia y Latinoamérica.
Aprendió de diseño textil en la Universidad de los Andes porque amaba las fibras y tapices, una pasión tal vez heredada de sus ancestros libaneses. A mediados de los ochenta del siglo pasado, estudió cerámica, escultura en barro, diseño de joyas e historia del arte en el Oxford College (Reino Unido).
Sus primeras esculturas fueron estructuras en textiles que también intervenía con yeso y pintura “para asegurar su permanencia en el tiempo” (Cabrera, 2014). Empezó a emplear metal cuando se percató de que podía tejerlo, “ensamblando piezas o trabajando con malla perforada, que para mí es una tela. Con una tuerca y un tornillo puedo hacer una puntada” (Amarilo, 2021). Desde que vinculó esos dos procesos, dejó a un lado las fibras y se dedicó exclusivamente a entrelazar desechos automotrices para crear esculturas. “Una malla puede ser una tela, así que empecé a meter tuerca y tornillo como si estuviera haciendo punto de cruz” (Cabrera, 2014). Es columnista del periódico El Tiempo.
Análisis
Análisis iconográfico
La escultura de Hakim se encuentra emplazada sobre una base de concreto y granito, sin ninguna clase de cerramiento o cerca que la separe del público. Sobre esta base se yerguen 26 estructuras de acero, dispuestas de manera modular. La obra “corresponde a una composición abstracta con formas modulares geométricas, y a la vez orgánicas, construidas en metal” (IDPC, 2019: 183). Cada estructura está compuesta por un poste vertical, soldado a una placa rectangular, atravesada (de manera perpendicular) por una tercera lámina en forma de semicírculo -o medialuna-. Los módulos emulan los atriles utilizados por los músicos en los conciertos, para apoyar las partituras. Además, su disposición a lo largo del espacio recuerda vagamente las teclas del piano, lo que resulta en la poética composición con las medialunas que atraviesan cada atril.
Análisis iconológico:
El conjunto escultórico de Piano de Luna fue realizado en el año 2000. La escultura le da vida al corredor cultural de la calle 116 con carrera 7, pues allí se realizan ferias artesanales y mercados de pulgas cada fin de semana. Esto resulta en que el emplazamiento de la escultura es un punto de interés cultural clave para el desarrollo turístico de Bogotá. Al respecto de su significado, Claudia Hakim le dijo al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural que la obra se realizó “tratando de evocar algo relacionado con la música, se distribuyeron los elementos independientes que van de forma ascendente, con la idea [de] que fueran unos atriles para colocar las partituras o unos coristas, o las teclas de un piano, pero finalmente al colocarle la luna se unieron las dos palabras que relacionaron todo: Piano de Luna” (IDPC, 2015: 8, citado en IDPC, 2019: 183). Así, la obra resulta en un tributo abstracto a la música.
Apropiación social de la obra:
Aunque la obra en sí misma pueda causar preguntas curiosas, dada su naturaleza abstracta y aunque eso pueda generar un distanciamiento entre la escultura, su significado y su público, la realidad es que esta es una de las obras más aprovechadas y disfrutadas por la ciudadanía bogotana. Para muchas personas puede resultar incómodo el hecho de que la obra sea utilizada como sala de espera improvisada para los domiciliarios. Y es una realidad que este no fue el propósito con el cual fue esculpida, así como también lo es el hecho de que deberían existir sesiones de pedagogía para instruir a la ciudadanía en el cuidado, apropiación cultural y conservación preventiva de las obras en espacio público.
Sin embargo, la realidad social cotidiana de esta obra es otra y es innegable: se encuentra ubicada en un lugar estratégico, ofrece soluciones relativamente prácticas y cómodas de parqueo para biciusuarios (domiciliarios) y su base elevada de concreto permite que estas personas descansen o esperen. Lo anterior es solo un análisis fáctico de la situación actual de la escultura. Aunque el ideal sería otro, es un hecho que esta escultura es aprovechada por la ciudadanía de un modo improvisado, que más que ser un problema en sí, plantea interrogantes y saca a la luz problemáticas que tiene la ciudad. Un cuestionamiento, por ejemplo, puede ser si es más importante que una escultura se encuentre en perfectas condiciones de conservación pero sea olvidada por los habitantes de su ciudad, o si es válido que esta sea aprovechada por la ciudadanía así sea en modos que rompen con los cánones establecidos. Es cierto que vale la pena replantearse el modo en el que está siendo utilizada la escultura, pero también es un hecho que al menos está siendo apreciada todos los días.
Conservación y Recomendaciones
Estado de conservación: Bueno
Afectaciones indirectas (Entorno)
La escultura tiene en su base varios focos de luz incidental que pretenden generar una iluminación de tipo nadir. Sin embargo, al momento de la visita el día 19 de marzo, solo algunos de estos focos funcionan, inclusive uno se prende y se apaga de manera intermitente. Debido a la desinformación, al alto tráfico de la zona -entre semana es un importante espacio de negocios y comercio y los fines de semana se hace en dicho callejón uno de los icónicos mercados de pulgas de Usaquén, convirtiéndola en destino turístico- y a su naturaleza completamente abierta al público, la escultura es constantemente utilizada como sitio de descanso de domiciliarios (gracias a que la base se encuentra elevada del suelo, como si fuera mobiliario público), así como parqueadero de bicicletas y motos. Esto, desafortunadamente, deviene en una gran contaminación visual y generación de basuras por parte de aquellas personas que se recuestan en las columnas de hierro. Esto es una consecuencia sociocultural de la alta demanda de servicios por parte de plataformas como Rappi y la cercanía que los restaurantes y mercados tienen con la escultura, teniendo en cuenta que dichas empresas de domicilios no calculan los espacios en los cuales sus trabajadores o colaboradores suelen esperar los pedidos. Convergen entonces diversas condiciones como lo son el sitio de reunión, el espacio público y abierto, el alto tráfico de transeúntes y vehículos, la calle peatonal y la facilidad de amarrar bicicletas en la estructura o parquear vehículos a su alrededor.
Afectaciones directas (sobre la obra)
Teniendo en cuenta lo descrito anteriormente, la base de la escultura se encuentra agrietada en varios puntos, así como también hay varios adoquines sueltos o simplemente huecos a su alrededor, lo que da también un aspecto de descuido. A pesar de lo anteriormente descrito, la escultura está en buenas condiciones generales, con pocos signos de vandalismo, más allá de su aprovechamiento o resignificación como mobiliario público. Dada la ubicación de esta escultura frente a dos vías principales de la ciudad, el riesgo que hay de fuerzas físicas directas ocasionadas por la vibración que produce el tránsito de vehículos pesados como buses y camiones, además del tráfico vehicular normal, es alto. Lo anterior teniendo en cuenta, especialmente, que en la 116 con 7 se encuentra el punto de partida de algunas de las rutas de Transmilenio híbrido, lo cual siempre genera, además, mucha congestión en las vías. Como muchos domiciliarios parquean sus motos ahí, la vibración es prácticamente inmediata. Esto sumado a las construcciones privadas que se dan en la zona para la renovación urbana, como lo fue la demolición de edificaciones antiguas, excavación de cimientos, para la construcción del nuevo edificio de WeWork que colinda con la escultura.
Descripción daños:
La base de la escultura se encuentra agrietada en varios puntos, así como también hay varios adoquines sueltos o simplemente huecos a su alrededor, lo que da también un aspecto de descuido. Por otra parte, se pueden apreciar las huellas que el agua ha dejado a lo largo de los años. No existe riesgo de inundación, debido a la inclinación natural de la montaña, pero las fuertes lluvias capitalinas significan de todos modos una exposición constante al agua.
Nuevamente, la alta proximidad con vías arterias como la carrera Séptima y la calle 116 representan la mayor fuente de material particulado que provenga del tráfico, compuesto por una gran cantidad de buses y de vehículos particulares, lo cual afecta la escultura de manera indirecta. Si la escultura no se limpia constantemente, esta suciedad puede ocasionar reacciones en cadena con otros factores de riesgo (como humedad relativa). Los daños más evidentes que causa la falta de limpieza se pueden apreciar por las huellas de excrementos de aves, que incluso se secan sobre las láminas de acero.
Recomendaciones:
Aunque la escultura cuenta con una pequeña placa que acredita a la autora -Claudia Hakim-, que indica el año de realización de la obra, el título y la técnica, esta, en primer lugar, es muy pequeña y su ubicación bastante inconveniente, por lo que puede pasar fácilmente desapercibida. Además, siendo una obra abstracta, no es tan fácil identificar el sentido que tiene. Sumado a lo anterior, el apellido con el que la autora aparece en la placa (de Neme, su apellido de casada), no es el apellido por el cual ella es conocida actualmente (Hakim, apellido de pila), lo cual puede generar confusión. Como no hay ninguna otra fuente de información cercana a la escultura, y como esta es constantemente invadida por domiciliarios, el riesgo de disociación es alto. De todas maneras, es importante recalcar que fácilmente se encuentra información sobre la autora y la obra en internet.
Por lo anterior, se recomienda la instalación de una segunda placa con funciones informativas, que dé cuenta del significado de la obra, para que quienes la visitan puedan sentir una mayor conexión con ella, y de este modo se sientan inclinadas a su cuidado.
Del mismo modo, es importante realizar sesiones de pedagogía cultural y ciudadana con respecto a la obra, para evitar que siga siendo el principal parqueadero de domiciliarios. Esto se puede solucionar, por parte de las empresas que prestan estos servicios, con la creación de estaciones en puntos específicos previamente estudiados para que los domiciliarios esperen los pedidos que van a buscar. Ejemplo de estas estaciones se puede ver en los centros comerciales Unicentro y Santafé, en la ciudad de Bogotá.
Por último, se recomienda realizar mantenimiento al adoquín y a la base de concreto, para prevenir el crecimiento de las grietas que ya han aparecido en la estructura. Igualmente, hacer limpiezas constantes de la escultura para evitar que se puedan propagar humedades que permitan el ambiente adecuado para la propagación de microorganismos y corrosiones.
Piano de Luna | © Gabriela Vega Moreno | 2022
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