Esta escultura llamada “Monumento de la cumbia” tiene una función conmemorativa, ya que el municipio es patrimonio cultural e inmaterial de la cumbia, es aquí donde nace el gran compositor José Barros Palomino y todos los años se realiza un festival Nacional de la Cumbia en conmemoración a él. Esta escultura, tomó como referencia, una fotografía del maestro Jairo García y la docente Amparo, cuando sólo eran unos jóvenes y deciden ser partícipe de este festival. Es allí donde nace la idea de esculpir utilizando chatarras y piezas viejas que puedan dar un segundo uso por el artista Gerardo Santamaría. Este monumento está situado en el Banco Magdalena en el barrio 20 de enero, calle 5 #14-58, se encuentra ubicada en medio del parque en la avenida Round Point, es central en el municipio y su vía de circulación es bastante movida, ya que está en medio del supermercado Olímpica, Ara y D1. Al ingresar al municipio se debe pasar por esta avenida, detrás del monumento, podemos encontrar otro que dice, “YO AMO EL BANCO” que comparado con el monumento de la cumbia es más nuevo y accesible para las fotografías, porque está a la altura de los espectadores, al contrario del monumento de la cumbia porque está aún más alto y solo se logra enfocar completo a una cierta distancia.
Las condiciones de vigilancia son muy altas, porque, como mencionaba anteriormente es el eje central de 3 grandes tiendas de cadena, aunque no cuenta con un sistema de vigilancia contra robo y vandalismo que enfoque hacia la escultura, así que no contamos de un todo por la seguridad de este monumento, ni por los espectadores que desean filmar o fotografiar su experiencia y se evidencia varios robos en este lugar, por eso, es recomendable visitarlo en horas del día ya que es transitable y hay menos riesgo.
En cuestiones de alumbrado público tiene varios factores en contra, ya que en horas de la noche la iluminación pública, es afectada u opacada por la arborización y que sea puntual tampoco, ya que muchas veces se la va luz de algún modo y sólo cuenta con esa fuente de iluminación. No cuenta con servicio de agua, ni sistemas eléctricos, pero algo positivo es que tiene su recolección de basuras día por medio, gracias a la entidad pública encargada de llevarla a un punto específico y mantener el parque por completo limpio.
Contexto histórico de la obra:
Nadie sabe cuando llegó al pueblo. Ni cuándo ni cómo. Apareció un día caminando sus callecitas polvorientas y lo recorrió todo. Se extasió contemplando el discurrir del anchuroso río que allí pareciera que fuese más ancho y más caudaloso. Observó sus corrientes y sus remolinos. Miró admirada el muelle colonial, con sus escalinatas y la plataforma que sirve de embarcadero. Imaginó cuanto sudor le costaría a los pobres negros e indios que esclavizados trabajaron en sus construcciones, cuanta sangre, cuántos muertos... Caminó oliendo, impregnándose del olor del río y sudó el sudor frío y pegajoso que produce el calor canicular del mediodía.
Esta era Justiniana, una vendedora de dulces tradicionales y la acompañaba su nieto ayudándole con el borriquete que era donde su abuela montaba la chaza de dulces.
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