Nombre oficial de la obra: Hacienda la conejera
Otros nombres: La conejera
Tipo de obra: Reserva natural
Función: Conmemorativa
Dirección o localización: Kilometro 5 vía Cota
Tipo de emplazamiento: Hacienda
Descripción del lugar donde se ubica la obra: El Cerro de La Conejera es un área protegida en el norte de Bogotá. Tiene un área de 161,4 hectáreas y una elevación de aproximadamente 115 m, por su ubicación entre 2565 y 2680 msnm.1 Es una colina extendida en sentido sur-norte, ocupando el área entre las calles 170 y 200, y las carreras 80 y 90, aproximadamente. Colinda con la Reserva van der Hammen, y es una de las fuentes de recargue de agua para el Humedal de la Conejera y otras zonas del norte de Bogotá.2 Según la Secretaría Distrital de Ambiente, después de los Cerros Orientales es "una de las áreas protegidas de suelo Distrital más importantes de la ciudad, debido a su proximidad con el área urbana.
Fecha de elaboración: Siglo XVII
Fecha de inauguración: No hay registro
Contexto histórico de la obra:
la Hacienda de La Conejera, que consta de una arquitectura de casona antigua, de pinta colonial. Fue construido entre XVII y XVIII, durante el auge colonial en Colombia. Pretende que la hacienda pueda conservar su tradición agrícola, aunque implementando unos nuevos usos complementarios, como son: recreación activa deportiva, dotacional educativo, agroturismo, turismo histórico y ecoturismo.
Autor o descripción de marcas de autoría: No aplica
Análisis iconográfico: El humedal de la conejera se aprecia claramente con las fotografías aéreas, que son las que mejor narran los cambios y los hechos sucedidos en la zona. En 1956 no existían asentamientos humanos considerables entorno al ecosistema, que contaba con un dique artificial en uno de sus sectores, usado como punto de captación de agua para el riego de pastos para la ganadería. Pertenece a la localidad de Suba, y limita por el norte con la vía Suba-Cota; por el oriente con los cerros de Suba; por el sur, con la cuenca del río Juan Amarillo y por el occidente con el río Bogotá, al que vierte sus aguas, en el área comprendida entre Suba y Cota. El humedal es alimentado por la quebrada La Salitrosa, además de las aguas lluvias acopiadas por su propia micro cuenca, pero La Salitrosa conduce las aguas residuales de 22 barrios, y vierte una fuerte dosis de aguas contaminadas al ecosistema.
Análisis iconológico: Durante la Colonia la hacienda la Conejera tenía una casa en los cerros, llamada el Chucho, cuyo origen se remonta a una heredad fundada a principios del siglo XVII por el padre José Hurtado, un miembro de la compañía de Jesús. Pero en 1775 la hacienda fue rematada junto con otras propiedades de los Jesuitas. Por aquel tiempo, el humedal se hallaba rodeado por bosque nativo, con arrayanes, alisos, orquídeas y otras especies vegetales que eran el hábitat de venados, conejos, ardillas, curíes, armadillos, murciélagos y muchas aves. A principios del siglo XX grandes extensiones de bosques fueron reemplazadas por potreros, para la cría de toros de lidia. Por los años cincuenta la propiedad se subdividió en varias estancias. Grandes zonas del bosque nativo, se convirtieron en zonas de potreros que más tarde serían urbanizadas. Las fotos aéreas de este periodo hacen pensar que le humedal era mucho más extenso a como lo conocemos, y se tienen indicios de que uno de sus brazos llegaba hasta el cerro de Suba.
Apropiación social de la obra:
La comunidad afectada ha puesto en conocimiento de las autoridades ambientales y de control el problema y la situación que viven. El humedal ha tenido problemas de inseguridad desde hace 6 meses, sin vigilantes, ni ningún ente de seguridad, así mismo el consumo de sustancias psicoactivas en varias zonas del humedal, el vandalismo en las obras realizadas, destrucción del ecosistema, ruptura del encerramiento del humedal, rotura de candados, acceso por puertas no autorizadas, robo y daño en la señalización del humedal, robos dentro del humedal reportados a la policía, exhibicionistas, paso continuo de personas que no entran por los sitios autorizados, gente corriendo y practicando actividades no autorizadas dentro del humedal, pandillas entre otros ha sido un problema grave para el entorno social.
Estado de conservación: Malo
Afectaciones indirectas (Entorno):
El humedal gradualmente se ha quedado sin vigilancia, hace aproximadamente 3 años se pasó de asignar 3 vigilantes en el humedal (1 en portería y 2 recorriendo el humedal) a tener un único vigilante que se dedica al cuidado de los bienes de la EAB. La situación de por es compleja, pero desde hace más o menos 6 meses, el humedal quedó sin vigilante alguno, un humedal tan extenso y complejo sin ningún tipo de seguridad. La puerta de acceso de las fotos siguientes fue diseñada para el acceso de funcionarios y mantenimiento, tenía candado y estaba cerrada al público, ahora no hay candado y el acceso es para cualquiera.
Afectaciones directas (sobre la obra):
Una de las afectaciones directas que tiene el humedal se puede ver reflejado en la fauna, flora y vegetación propia de ella, ya que para 1991 la vegetación ya cubría casi el 70% del cuerpo de agua. De otro lado, los árboles de un amplio sector de la ronda presentaban una disminución notoria, posiblemente por la tala incontrolada. La primera etapa de la urbanización “Compartir” ya estaba construida, y aunque no se encontraba dentro de la zona de ronda, si marcó un fuerte cambio para el humedal, pues a partir de su construcción, el humedal se convirtió en vertedero de desechos de construcción y blanco de urbanizadores inescrupulosos, que, por medio de rellenos ilegales, pretendían transformarlo en terrenos urbanizables.
Descripción daños:
Han desaparecido el 64% de los humedales en la cuidad, pese a ser ecosistemas esenciales para la supervivencia de los seres humanos y de otros muchos animales. Los humedales nos aportan agua dulce, garantizan nuestro suministro de alimentos, mantienen la biodiversidad, nos protegen de las inundaciones y almacenan dióxido de carbono. Sin embargo, son lugares que el humano a querido tomar para desechar cualquier residuo, escombros y otro tipo de desechos que afectan gravemente la integridad del humedal, siendo este un foco de contaminación para el ambiente y los animales que habitan en este entorno.
Recomendaciones:
1. Retomar la vigilancia y la seguridad para el humedal la conejera
2. Solicitar ayuda a los diferentes organizamos locales para la reconstrucción de los senderos, mallas y señales necesarias para incentivar al turismo en la zona.
3. Promover programar culturales que impulse el cuidado a este ecosistema, su fauna y vegetación.
4. Tomar acciones correspondientes para la eliminación de los contaminantes presentados en el agua y en las zonas vegetales para mejorar la salud de todos los seres vivos presentes en el humedal.
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